“Quiero dejar un legado de arte Vallarta”: Javier Niño, pintor

Por Miguel Ángel Ocaña Reyes/Puerto Vallarta

Tras 52 años de trayectoria profesional, el artista plástico Javier Niño, será objeto de un homenaje en la Presidencia Municipal de Puerto Vallarta el día  ocho de septiembre a las seis de la tarde, y tendrá una exposición el sábado tres del mismo mes en punto de las dieciocho horas en el Museo Arte Vallarta.

Ganador del Premio Vallarta en 2019, Javier Niño comparte sus orígenes y desarrollo hasta convertirse en uno de los más emblemáticos pintores de Puerto Vallarta.

¿Cuántos años ya en el ejercicio de la pintura?

En realidad yo estoy pintando desde niño, fui un pintor amateur hasta los 20 años que decidí irme a estudiar en forma, y en ese periodo de mi niñez a los 20 años hice una trayectoria como pintor simpatizante del arte.

¿Cuándo te profesionalizaste?

En 1970 me fui a la Ciudad de México a la Academia de San  Carlos, ahí estuve cerca de tres años estudiando y tuve cierta formación académica, a partir de ahí yo me dediqué completamente a la profesión, a ejercer y desde esa época estoy contando ya 52 años.

¿Cómo era tu estilo antes de ser profesional?

Lo que pasó en mi etapa amateur es que fue pura, naif, ingenua…

¿Siempre tuviste esa inclinación?

Sí, yo de niño conocí a Manuel Lepe, cuando yo salía de la escuela en el trayecto a mi casa pasaba por una la tienda de abarrotes de su papá que él atendía por Ignacio L. Vallarta y Francisco I. Madero, ahí lo vi una vez que estaba haciendo un cuadro afuera de la tienda, en ese entonces todavía no se dedicaba profesionalmente a la pintura, estamos hablando de 1958 aproximadamente, yo tenía unos ocho años, y como a mí me gustaba mucho dibujar mucho en la escuela, me llamó mucho la atención, yo era natural dibujante, y comencé a platicar con él y le caí bien, ahí nos conocimos, él tendría unos 20 o 22 años, y todos los días que salía de la escuela veía el avance, ya después vi que lo que estaba pintando era la iglesia de Guadalupe, ese cuadro lo puso arriba de la puerta de la entrada de su negocio, ahí por muchos años permaneció.

A raíz de ahí entablamos una amistad y ya con los años lo vi en un pequeño taller, yo nunca aprendí con él ni fui su alumno ni nada, simplemente fuimos amigos, yo le llevaba mis trabajos, se reía, y tuvimos una bonita amistad, ya con los años sí me apoyó mucho con exposiciones que hicimos juntos cuando él ya fue profesional y reconocido, entonces yo esa etapa fue de amateur.

Llegó un momento en que yo quería una profesión para vivir, pero no me gustaba nada, tuve muchos trabajos diversos en Vallarta, ayudante de mesero, bolero, taxista, recepcionista de algunos hoteles, pero no me gustó, y pensé, a mí me encanta la pintura, y como ya había ganado algunos premios en concursos de pintura que hacían en la secundaria cada año, y me animaban mucho, yo conocí ahí a Manuel Martínez que había egresado de San Carlos, y al maestro Ricardo Troncoso también, y me hablaron de la escuela, yo dije, a lo mejor un día me dedico a la pintura ya profesionalmente, y fue así que en 1970 definitivamente me fui a estudiar.

¿Cómo cambió tu estilo?

Yo sigo con la línea naif, pero no es naif, ya es un conjunto de técnicas y corrientes pictóricas un poquito diferentes, yo lo llamo Realismo Mágico, es una disciplina artística con la cual yo me identifico más, porque ya la ingenuidad no está presente como antes que no tenía perspectiva, no tenía volumen, no tenía proporción, pero ahora todo eso ya lo tengo, yo ya lo utilizo en otra apreciación y entra en el Realismo Mágico corriente en la cual están muchos pintores importantes como Botero por ejemplo, pero de vez en cuanto pinto cosas más clásicas, más académicas, nada más para descansar, porque es muy pesado el Realismo Mágico, tiene muchísimo detalle, y llega un momento en que me saturo y empiezo a pintar cosas más académicas para estar en armonía conmigo mismo, pero sí me gusta el arte Vallarta, yo quiero dejar un legado de arte Vallarta, donde se puedan apreciar escenas del viejo Vallarta, del aquel Vallarta que yo conocí, inspiradas en fotografías viejas, he hecho muchos cuadros de ese tipo, y aparte hago una combinación de lo viejo con lo nuevo según mi vivencia o mi perspectiva interior. Estoy muy contento con lo que estoy haciendo, porque no me he salido de la línea del amateur aquel, lo traigo, no me lo puedo despegar, luego lo quiero abandonar pero ahí lo traigo, porque es más creativo, más suelto sin tanta traba, me divierte, hay cosas que me alegran, esa es la línea por la que yo voy, es algo que me gusta hacer.

¿Hasta dónde te ha llevado tu carrera?

He estado en varias ciudades de Estados Unidos, Osnar, Los Ángeles, Santa Bárbara, Carpintería, Chicago y otras ciudades aledañas Highlandpark, pero mi mayor proyección la he tenido desde Puerto Vallarta, porque el turismo viene de diferentes países, no solamente de Estados Unidos, me han comprado de Francia, de Inglaterra, de Alemania, España, y todo eso se va haciendo una red de coleccionistas que están en muchos países.

¿Llevas un registro de cuántas obras has pintado?

No, olvídate, hay personas que me preguntan, ¿te acuerdas de aquella pintura que me hiciste?, y les digo no, perdóname, no quiero ser grosero, pero no me acuerdo, es que son demasiadas, todos los días estoy pintando yo. A partir de los ochentas apenas empecé mi archivo, porque antes ni cámara tenía, era un lujo para mí y para muchas personas porque no teníamos la capacidad de comprarla, entonces las fotos viejas de los ochentas están mal hechas, no tienen la calidad como la de ahora, entonces no puedo llevar un récord, lo que tengo de archivos es más o menos de los noventa para acá, que ya tienen más calidad fotográfica.

Tienes una gran trayectoria y todavía muchos años por compartir…

No, esperemos que ya no sean tantos, llega un tiempo en que ya te tienes que ir.

¿Ya te quieres retirar?

No retirar, simplemente no sabe uno cuánto tiempo va a vivir, somos neblina que amanece en la mañana y en la tarde desaparece, entonces creo que ya cumplí mi ciclo y a la hora que se evapore la neblina, adiós, ahí nos vemos.

¿Qué te queda pendiente por hacer?

Seguir pintando la temática de Vallarta, dejarle un legado a Vallarta, cómo yo lo vi.