By Por Filemón Velasco Yerena/Puerto Vallarta
Los aún tiernos rayos del sol de la mañana, la fresca brisa que emana del mar con ese aroma a yodo que cura el alma, los turistas con su lento caminar admirando a su paso las bellezas naturales que los rodea, las azules aguas del Pacífico en la bahía de Banderas, el verde vida que colorea la montaña de la cercana Sierra Madre Occidental y la inmaculada arquitectura de la Parroquia de Nuestra Señora de Guadalupe, fueron el entorno perfecto para la realización del Primer Conversatorio del Camino Real, al que acudieron ex colaboradores del hotel que marcó la modernización de la hotelería en Puerto Vallarta.
El encuentro se realizó en el Restaurante del Museo Naval, donde con discreción y vestidos con su uniforme de marinos, dos jóvenes enfundados en sus blancos pantalones y su camiseta blanco y negro, así como una sonriente marinera, prepararon el montaje que fue testigo mudo del almacén de los recuerdos acumulados en 50 años de haber trabajado codo con codo en la operación del maravilloso Hotel Camino Real Puerto Vallarta.
Las esperadas nueve de la mañana llegaron, y los conversadores entre gritos de sorpresa, saludos, abrazos, expresiones de alegría y miradas de admiración, se mostraron felices de verse nuevamente las caras, quienes tras los primeros momentos del encuentro, escucharon las palabras de Fito Curiel quien hizo la presentación y posteriormente dedicaron un minuto de silencio en memoria a los compañeros caídos.
Tras el minuto de silencio, los asistentes iniciamos el anecdotario, todos con profunda emoción compartimos experiencias, cada uno evocando una bella época en la que en todo momento se sintió la presencia de la esencia de quien fuera nuestro mentor y guía, Don Enrique Rangel Azmitia.
Durante el encuentro se degustó un espléndido desayuno en el que el buen sazón de la comida, servicio restringido, pero con mucha voluntad, se disfrutó entre sonrisas y un sol abrasador que acompañó a los viejos amigos durante casi dos horas.
El momento de despedirse llegó, y poco a poco, cada uno de los amigos partieron, quedando en sus corazones la esperanza de volverse a encontrar “con buena Mar y mejores vientos”, como dijera el Capi Alberto Franco Cruz, y “al final solamente resolana. Cuántos recuerdos inolvidables se lleva la Mar.”
Agradecidos con los Directivos de El Museo Naval de la Secretaría de Marina Armada de México su Cafetería Mar del Sur y a nuestro contacto Franco Martínez Peña.
