Reconsideraciones sobre un mismo tema  

TERCERA LLAMADA

Por María José Zorrilla

Desde que se inauguró Retrovisor, la exposición que la Oficina de Proyectos Culturales (OPC) de Puerto Vallarta abrió el pasado 28 de mayo como una línea del tiempo sobre las actividades culturales del municipio en 104 años de vida, se han recibido múltiples comentarios.

Algunos han calificado la experiencia como algo aleccionadora, otros han felicitado el esfuerzo, otros han recordado con añoranza esos años, otros han subrayado aspectos faltantes, los niños y jóvenes han aprendido a reconocer parte de su pasado del que ni idea tenían y entre otras apreciaciones hubo quien además de hacer algunas observaciones pertinentes, se atrevió a decir lo inútil que resultaba revisar la historia si la historia es una y como pasó así fue.

Quienes participamos en la curaduría de la exhibición no podíamos creer que alguien fuera tan tajante en sus apreciaciones sobre la historia. En ese caso no tendría sentido alguna analizarla, desmenuzarla, investigarla, reinterpretarla.

Confrontarla ante otros hechos, identificar la fidelidad de las fuentes. Peor aún, no habría para qué estudiar ni leer a los nuevos autores porque lo que pasó, así fue.

Hoy día tanto en materia histórica como en el tema de arte contemporáneo que es uno de los propósitos de existencia de la OPC, hay una fuerte corriente a reconsiderar y reinterpretar los archivos del pasado. No solamente para trasmitir el conocimiento histórico basado en la memoria sino para argumentar, descubrir, desmenuzar, develar hechos que nos ayuden a esclarecer el curso mismo del devenir del tiempo.

Nesli Gul Durukan reconocida curadora holandesa y Kadriye Tezcan Akmehmet doctora en filosofía especializada en el área educativa de los museos, comentan que la realización de exposiciones basadas en archivos históricos son una base importante de las nuevas actividades institucionales y una alternativa en las interpretaciones de la historia canónica del arte.

Imposible darle una estocada de estancamiento al suceso del ayer, porque suena absurdo e impositivo hacia una sola visión ante la cual no debemos sujetarnos.

Y sobre el tema, casualmente ayer en The Guardian me encuentro con un muy interesante artículo de Andrew Anthony sobre un nuevo texto “The Dawn of Everything” que, así como ha sido preseleccionado para el premio Orwell de escritura política, ha atraído críticas agudas sobre la malinterpretación de su extenso material de investigación.

Los autores David Wengrow y el fallecido David Graeber tuvieron interés en que el libro ayudara a iniciar una conversación pública sobre el cambio y de por qué la sociedad humana se quedó atrapada en un paradigma donde la violencia y la desigualdad se normalizan.

El texto que no he leído más que la referencia que hace Anthony en el artículo, es una visión revisionista del desarrollo de la humanidad y descalifica tanto a los primeros autores del relato convencional de la historia social humana escrito por Hobbes y Rousseau o autores de moda como Jared Diamond, Yuval Noah Harari y Steven Pinker.

Lo que se me hace más interesante que es Wengrow quien habla en esta entrevista, considera que más que aprender sobre la revolución agrícola, o los orígenes de la desigualdad humana o el Estado, lo que importa es la disminución de la imaginación política, la libertad para repensar el orden social.

Sin atrevernos a comparar en ninguna circunstancia la exhibición de la OPC con estudios como los autores de “The Dawn of Everything”, el trabajo realizado por la OPC, donde se pretendió no caer en una negligencia académica abre precisamente el diálogo para reescribir lo que no se había recopilado jamás en materia de desarrollo cultural.

Lo que, si tiene en común con las propuestas de autores como Wengrow y Graeber es la intensión de darnos cuenta, que, a pesar de tantos años, seguimos dando vuelta en los mismos asuntos porque nuestra imaginación no nos ha permitido crecer para contar con la infraestructura y los recursos humanos y materiales en materia cultural que una ciudad con las características de Puerto Vallarta debiera tener hoy día.

Situación que prevalece en muchas ciudades del país donde la cultura se fue quedando rezagada en el tintero ante supuestas necesidades más apremiantes como la promoción política, la búsqueda del voto y le entronización individual del gobernante.