Reflexiones 

OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) - m.jorge.berry@gmail.com

No ha sido una semana buena para mí. Diversos malestares físicos me llevaron a visitar al doctor, y sigo en espera de los resultados de varios análisis que me mandó hacer. Por ahora, parece ser que puedo padecer una anemia, que produce debilidad, falta de ánimo y decaimiento generalizado. No es un estado de ánimo que conduzca al optimismo, pero las noticias que nos rodean, tampoco.

El lunes amanecimos con los resultados electorales en Italia, y confirman el avance de las fuerzas autoritarias en el mundo. Obtuvo la mayoría una mujer llamada Georgia Meroni, cabeza del partido de la ultraderecha italiana, y heredera y admiradora del nefasto legado de Benito Mussolini. Será la primera mujer en ser primera ministra. Amiga de dictadores, como Putin de Rusia, y Orban de Hungría, encabeza movimientos racistas, xenófobos y autoritarios. Es un verdadero desastre para Europa, y tanto la OTAN como la Unión Europea están en alerta.

Al mismo tiempo, Rusia dio a conocer el resultado de un referéndum que se realizó en cuatro provincias de Ucrania, para preguntar a la población si querían quedarse en Ucrania, o preferían unirse a Rusia. Ganó Rusia por más de 90%, mientras la gente era obligada a votar así, a punta de fusil. El resultado nunca estuvo en duda. Ni la ONU, ni nadie reconoció el resultado, pero Putin ya tiene una excusa para emplear, como amenazó, armas nucleares en “defensa de su territorio”.

Es de notar que el famoso “referéndum” es igual al que pretende emplear en México el presidente Andrés Manuel López Obrador, para justificar la militarización del país, ya que no pudo pasar su iniciativa en el Senado. Solo cambia el nombre. Aquí le llaman “consulta popular”, y la primera que aplicó nos costó una fortuna, porque justificó así suspender las obras del nuevo aeropuerto internacional de Texcoco. Son las formas que emplea el régimen de Morena para brincarse la Constitución, debilitando cada vez más el estado de derecho.

Pero esto es solo el principio. Ya empezó de manera directa el asalto sobre el INE. La mayoría morenista en la Cámara de Diputados ya redujo el presupuesto del Instituto, con objeto de dificultar las labores de escrutinio. La maquinaria del gobierno ya fue echada a andar, como lo señala Leonardo Kourchenko en El Financiero, para ganar la elección de 2024 “a como dé lugar”, según ordenó el presidente a los gobernadores de Morena. Es una técnica añeja, y nueva a la vez. Ganamos una elección limpia, y luego empantanamos el proceso para conservar el poder, pisoteando las reglas que nos permitieron el acceso a él originalmente.

Mussolini lo hizo en Italia. En 1922, hace 100 años, el rey lo invitó a formar gobierno. Tres años después, ya había abolido la monarquía y hasta las elecciones. Se requirió que perdiera la II Guerra Mundial para sacarlo del poder. Eso intenta ahora en México el presidente, tratando de garantizar la presidencia al sucesor(a) de su elección.

En Estados Unidos no acaban de borrar la amenaza de Donald Trump. El fatídico 6 de enero de 2021 estuvo al borde de desconocer una elección legítima, para conservar el poder. No pudo, todavía. Pero la amenaza sigue ahí. No se puede descartar que Trump recupere la Casa Blanca y pueda así entonces acabar con un sistema electoral que ha funcionado 240 años.

En México, nuestras instituciones son más vulnerables. Lo acaba de demostrar el Tribunal Electoral de Justicia de la Federación, validando una elección en Tamaulipas que ganó Américo Villareal de manera claramente inconstitucional. Pero bastó una amenaza desde el púlpito mañanero, para que el Tribunal se doblara ante sus deseos.

Este ya no es un asunto de ideologías políticas. Esta es una clara amenaza sobre las libertades y derechos básicos de los ciudadanos de nuestro país. Tan opresivo es vivir en una autocracia de derecha radical, como en Irán, como vivir en Corea del Norte, el llamado “paraíso de los trabajadores”.

Tendríamos como sociedad que recapacitar todos. Aprendamos de la historia. Nada bueno ocurre al seguir ciegamente a un predicador que solo quiere el poder para someter la realidad a sus designios. Tenemos que dejar atrás los odios y los rencores, y volver a ser el México unido donde cabemos todos.

¡Hasta el lunes, amigos de Vallarta y Bahía!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.