• A Puerto Vallarta llegan los aviones con el cupo total y a los pasajeros les hacen bajar de uno por uno, para “guardar distancia”

Eugenio Ortiz Carreño
Puerto Vallarta

Regresar a casa, después de cuarentena fue para Axelle Charles toda una aventura. Ella eligió viajar en avión y regresar con su mascota, así que tuvo que seguir protocolos de seguridad. Su ruta fue Cancun-Ciudad de México-  Puerto Vallarta. Lo que no entendió fue porque para llegar a su asiento era prohibido acercarse a nadie, pero al despejar el avión estaban todos los asientos ocupados y los pasajeros hombro con hombro. Su aventura duró seis horas y visitó tres aeropuertos.

Pero se consoló al observar que la peor parte fue para un compañero de viaje de nacionalidad coreana, a quien no podían atender debido a que no sabía ni español, ni inglés, y todos se alejaban de él en las filas del mostrador para la revisión de documentos.

Los empleados de la aerolínea Volaris, separaron a los pasajeros nacionales y extranjeros y la razón es  que a la hora de revisión, a los segundos los hacen pasar por filtros más estrictos y a los connacionales solo les toman temperatura y les entregan un pequeño papel, así como el que dan en las kermés de las escuelas que más o menos decía: “¿usted tiene Covid 19?” dejaban dos espacios: si y no, lo tacha la persona y ya puede pasar.

También por indicaciones del personal de la aerolínea, antes de ingresar al avión todas los pasajeros deben guardar entre sí una distancia de un metro, y la fila se hace en forma de zig zag, de esa forma se evita cualquier tipo de contacto entre los pasajeros. Ni al avanzar de la hilera, se deben de juntar, siempre se guarda la estricta distancia. “Pero, al despejar el avión, ahí está lo bueno porque vamos como sardina” e incluso agrega Axelle Charles que “bajamos y subimos al mismo tiempo en el aeropuerto de la Ciudad de México porque no todos los aviones están en servicio y se busca rentabilidad”.

Los pasajeros se preguntaban, y entónces a qué hora “sanitizaron” la cabina, si mientras unos bajaban, otros abordaban. Lo primero que debió cumplir fue el traer puesto tapaboca, pero al pasar por la Ciudad de México decidió ponerse doble tapabocas, ya que la escala fue de casi dos horas, y como buena mexicana, no dejó pasar la oportunidad de echarse una torta cubana y con harto jalapeño. Sin embargo se arrepintió de su gran idea cuando tuvo que dar grandes mordidas para poder quitarse brevemente los tapabocas y en una de esas se le atoro el chile y empezó a toser; pero trato de controlarlo porque sintió que si tosía fuerte podían creer que estaba enferma y eso provocaría interrumpir su viaje.

Para ingresar al aeropuerto debió mostrar la cartilla de vacunación de su mascota, un perro schnauzer, además de mostrar la carta del veterinario donde refería que había sido revisado y se encontraba saludable para el viaje. Aunque el perro llegó con correa, fue puesto en su jaula y antes se le dio una pastilla para relajarlo. Axelle mostró sus pases de abordar y documento su maleta y así empezó la gran aventura de regresar a Puerto Vallarta.

Durante los dos vuelos, todo fue muy tranquilo no hubo turbulencia, el cielo lució despejado y la amabilidad del personal abordo fue excelente. Todos los pasajeros iban con cubrebocas, aunque de diferentes modelos y colores, así como se veía que su lugar de origen era de diferentes estados de la República Mexicana. De extranjeros habían americanos y canadienses, pero en su mayoría éramos mexicanos comenta nuestra entrevistada justo antes de que pasen por ella sus familiares a recogerla en el aeropuerto de Puerto Vallarta.

Finalmente nos refiere que en cuestión de costos, los precios de los vuelos son realmente económicos porque logró un menor precio a los que se tenían antes de la pandemia. Y de pagar casi 8 mil pesos, por viaje ahora compro un boleto con un casi 60 por ciento de descuento.

Como el caso anterior, son ya ley los protocolos para que los turistas y viajeros puedan viajar en una aeronave. Los reportes en el Aeropuerto señalan que han arribado aviones casi o totalmente llenos, aunque son pocos por día, contiene volumen de pasajeros, a quienes por cierto, han hecho descender con estrictas medidas de distanciamiento.

Poco a poco, la ‘nueva normalidad’ es apercibida por la industra turística, que en próximos días comenzará a abrir ya excursiones en mar y tierra dentro de Puerto Vallarta, situación que acentuará el inicio de la recuperación económica.

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