Sayulita, un pueblo mágico descuidado y abandonado al que solo le queda el título

Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Al recorrer el pueblo de Sayulita se pone de manifiesto que de “Pueblo Mágico” solo tiene el nombre, porque no se llevaron a cabo ninguna de las obras que se proyectaron y que presuntamente iban a ser financiadas por el gobierno federal.

Pueblo Mágico Sayulita, al igual que todos los Pueblos Mágicos solo quedan con el título y aunque el comité no ha desaparecido, ya prácticamente no existe porque todos sus integrantes renunciaron y el colmo es que no les aceptaron la renuncia.

En la realidad, los comités quedaron obsoletos, ya no toman decisiones, ya no proponen desde que a los pueblos mágicos los absorbió el gobierno federal y lo entregaron al ayuntamiento, y los diputados federales quitaron los presupuestos.

Actualmente solo la Secretaría de Turismo federal hace algo de promoción, pero lo demás solo se hace lo que el gobierno estatal o el gobierno federal deciden, pero la gente de los pueblos no cuenta, porque ya no se consulta al comité para nada, más que para pedir favores o para recibir a políticos o funcionarios.

Antes se les consultaba la obra que debía de hacerse, pero ahora no, ahora no pueden hacer nada, ni renunciar porque no les aceptan la renuncia, En Sayulita se ha convocado a la gente para renovar el comité, pero nadie va porque no quieren ser parte de eso.

Y es que nadie quiere trabajar de gratis, porque vieron que antes los primeros integrantes tuvieron que poner de su bolsa para asistir a los congresos y eventos.

Al declararse a Sayulita “Pueblo Mágico”, la población esperaba dos cosas, que era tener ordenamiento de sus calles y su imagen urbana, pero resulta que ni como “pueblo mágico” se resolvió el desorden y desde hace tres años los habitantes no saben lo que es el ordenamiento.

La realidad es que Sayulita es un desorden  porque ni se resolvieron los problemas de tránsito, ni se mejoraron las calles, los agentes de tránsito los pagaba la comunidad, pero ni el ayuntamiento ni el gobierno federal asumieron los costos.

Hoy todavía se dice que Pueblos Mágicos no desaparece, pero la realidad es que quedan de puro “membrete”, puro membrete.