OPINIÓN

Por Jorge Berry

Decía el jefe Jacobo Zabludovsky que los mejores reporteros salían de policía y deportes. Afirmaba que en esas fuentes no hay boletines, y que por ello, para trabajarlas se requiere de pasión, trabajo, imaginación e iniciativa.

En lo personal, me ayudó enormemente el haber empezado mi carrera en el área de deportes. Nadie, claro, se propone “enseñar” este hermoso oficio de periodista, pero al ejercerlo, uno estudia cómo trabajan las leyendas, y aprende de ellas. Aprendí de los grandes, de los figurones de la crónica deportiva. Mis maestros, sin quererlo, fueron Don Fernando Marcos, quien me hizo ver al deporte como parte de la cultura general; Ángel Fernández, el hombre de la más rica imaginación para usar la lengua que conocí, con la posible excepción del maestro Juan José Arreola. Y no, ni Fuentes, ni Paz tuvieron la imaginación de estos gigantes. Ahí aprendí futbol.

El béisbol, que es el deporte que más quiero, porque es el que jugué de manera organizada en mi juventud, me regaló el privilegio de compartir micrófonos, y de maravillarme en cada trasmisión con la sabiduría y calidad humana de Don Pedro, “El Mago” Septién. Y sí, sí era mago. En su adorada colonia Lindavista, cerca de la Basílica de Guadalupe en la ciudad de México, solía, durante muchos años, entretener a los niños del barrio con juegos de magia. No solo era una enciclopedia viva del béisbol de Grandes Ligas, y de la Liga Mexicana. Me tocó hacer con él una serie de programas que culminaron en dos campeonatos mundiales de carambola de tres bandas.

Para el boxeo, no habrá mejor que Don Antonio Andere. Nadie como él para manejar el idioma con fina elegancia en medio de un brutal cambio de golpes. Con él aprendí boxeo.

Apenas comenzando mi carrera, fui asignado a compartir “Escuela Taurina”, con el maestro Pepe Alameda. ¿Se podía tener mejor instrucción en el complicadísimo mundo de los toros? Y conste que a mi me llevaba la tía Eva a los toros desde los 5 años de edad. Tengo recuerdos imborrables de presenciar el retiro de Fermín Rivera, padre de Curro, ya fallecido, y abuelo de Fermín, torero en activo. Don Pepe Alameda me ofreció trabajar exclusivamente para él, y prometió prepararme para sucederlo, pero mi interés iba más allá de sólo lo taurino, así que decliné.

Poco después, empecé a trasmitir la NFL, junto con Fernando Von Rossum, ahora retirado en Chapala, y el Ingeniero químico Víctor Serrato. Puede que peque de arrogante, pero ese es el mejor equipo de comentaristas que ha habido en la NFL en castellano, y mucha gente me recuerda por esas temporadas. Von Rossum no sólo me enseñó los puntos finos del futbol americano. Más importante, me enseñó a llevar una trasmisión, y sus técnicas siguen funcionando hoy como entonces.

Y miren que trasmití de todo. Juegos Olímpicos, futbol, básquet, voleibol, lucha en patines, hockey, tenis, bádminton, boliche, bueno, hasta polo narré una vez. En polo, recuerdo, no hay goles, ni puntos. Hay metas. Así se llaman. Por cierto, también fui a un par de guerras, esas sí, con balas y bombas, pero de eso les cuento otro día.

Todo lo anterior es para decirles que el intenso romance que me ha durado toda la vida con el deporte, sigue vigente, y nunca más intenso que en esta época del año, en la que anoche comenzó la temporada 2021 de la NFL. El domingo, por ejemplo, habrá que tener varias televisiones disponibles para ver el primer juego de la temporada de casi todos los equipos, con excepción de Bucaneros y Vaqueros, que jugaron anoche, y Raiders y Cuervos el lunes, en el partido más importante de la semana. (Aquí el escribidor está dispuesto a recibir todos los insultos del respetable, pero le gana su afición por Los Malosos.) Pero también habrá que estar pendiente de la final del US Open de tenis en Nueva York.

Estamos ya en pleno septiembre, con la recta final del ciclo 2021 de MLB, y siguiendo paso a paso la gigante temporada de Julio Urías, con los Dodgers de Los Angeles. Urías parece destinado a seguir los pasos de su ídolo, (y mi querido amigo) Fernando Valenzuela. Al día de hoy, contabiliza 16 triunfos, y es el pitcher con más juegos ganados de la liga. Quedan escasas tres semanas de campaña regular, y en octubre arranca la post-temporada.

Y viene ya el básquet de la NBA, las peripecias de Checo Pérez en la Fórmula 1, las eliminatorias para Qatar ’22, donde un equipo mexicano que cada vez juega peor, de todos modos debe calificar. Estados Unidos podría, de nuevo, quedar fuera.

¡Hay que ir preparando las carnes asadas y las botanas! Como decía otra leyenda del micrófono beisbolero, Buck Canel: No se vayan, que esto se pone bueno.

¡Nos leemos el lunes, Bahía y Vallarta!

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