Turismo 

OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) - m.jorge.berry@gmail.com

Detecto mucho revuelo en los medios por la situación laboral que se vive en Bahía y Vallarta. Usualmente, se combate el desempleo. Aquí es al revés. Hacen falta trabajadores, y hay alarma ante las medidas que emplean algunas empresas para fortalecer sus recursos humanos.

Leo una entrevista de Ana María Flores Lomelí, consejera de la Coparmex de Puerto Vallarta, donde indica que “no puede ser que un mesero gane más que un profesionista”. Tengo que diferir. Tal vez no sea justo, pero claro que es posible. La fuerza laboral se rige por las leyes del mercado, que a veces son frías, pero funcionan. Si hay escasez de trabajadores en ciertos rubros, la competencia determina que los salarios suban. La verdad es que una mayor preparación incrementa las posibilidades de tener un buen sueldo, pero no las garantiza. El mundo está lleno de abogados recibidos que acaban manejando un Uber.

Las empresas se ven forzadas a hacer lo que esté a su alcance para satisfacer sus necesidades, y si eso implica elevar los salarios para continuar siendo competitivas, es lo que hay que hacer.

Las propuestas para diseñar una estructura de salarios de acuerdo a la preparación de los trabajadores no toman en cuenta un factor esencial, que es la necesidad específica de cualquier empresa.

El empresario tiene que tener la libertad de decidir la mejor manera de aplicar sus recursos para obtener resultados sin estar maniatado a tabuladores artificiales.

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Varias veces en este espacio he comentado la torpeza infinita con que se ha manejado el secretario de Turismo de Nayarit, Juan Enrique Suárez del Real Tostado. No sé si piensa que su muy fifí apellido lo haga infalible. Es el autor del cambio de nombre de Nuevo Vallarta a Nuevo Nayarit, y lo podrían acusar de vandalismo, porque no tiene facultades legales para hacerlo. También decidió sin más ni más, despedir a Marc Murphy como director del Fideicomiso Riviera Nayarit. Murphy es un respetado y profundo conocedor de temas turísticos, y tal vez por ello, el secretario se sintió agredido, porque sabe de turismo lo que yo sé de neurocirugía.

En su lugar, colocó a un extraño personaje de nombre María Antonia Torres Orantes, conocida como “Tony Torres”. Los meses que ocupó el cargo, hizo exactamente nada, excepto despedir a todo el personal que, a diferencia del equipo que ella impuso, sí conoce del manejo de lo que fue un fideicomiso valiosísimo. ¿Qué podía salir mal? Todo, y así les fue.

Ahora, la señora “Tony” Torres fue sumariamente despedida, y se tardaron. Nadia la va a extrañar ni a ella, ni al ejército de guaruras que la cuidaba quién sabe de qué. Suena para ocupar el puesto Grecia López Regalado, hasta ahora, enlace “con el secretario de turismo (es un decir) de Nayarit”.

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Ya que nos metimos al tema del turismo en Nayarit, sería importante que las autoridades estatales, pero sobre todo las municipales, pensaran en términos turísticos para preservar y cuidar los maravillosos destinos que ofrece el estado.

Sayulita es un gran ejemplo, y forma parte del municipio de Bahía de Banderas. Si Mirtha Villalbazo, la presidenta municipal, no tuviera tantas presiones políticas encima, tal vez le pondría más atención a problemas cotidianos que reflejan un descuido peligroso. Sayulita es un pueblo para caminarse. Pero desde que Morena tomó el poder, el ambulantaje ha crecido y empieza a dejar de ser pintoresco para convertirse en molesto. Son ya dueños de la calle, y compiten deslealmente con comercios establecidos, que sí pagan impuestos. Y no se trata de prohibirlos; tienen el derecho a buscar un sustento. Pero, al igual que el comercio formal, deberían sujetarse a ciertos controles que regulen su comportamiento.

El viejo parque de béisbol hace las veces de estacionamiento masivo. Convendría regularlo de esa manera, con señalizaciones claras, que ayuden a los autobuses de Punta Mita que llevan grupos grandes de turistas que buscan una experiencia más folclórica.

También habría que señalar que el reglamento sanitario parece inexistente. Faltan baños. En la playa, en las calles y en los restaurantes, que si bien tienen baños, están en pésimas condiciones, y dan una apariencia de insalubridad. Esto no es caro, y gran parte del costo correría a cargo de los hoteleros y restauranteros de la zona, pero hay que trabajarlo de manera coordinada.

Mención aparte merecen los “Gavilanes”, este grupo de seguridad pagado por los residentes extranjeros de la zona, que mantiene el orden con discreción y eficiencia. Ojalá así fueran todas las policías municipales.

Hay que ir a Sayulita. Es verdaderamente un pueblo mágico.

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Perdió Saúl “Canelo” Álvarez en Las Vegas. Fue demasiado pelear en la división de semi-completos. Canelo se veía cansado, y recibió mucho castigo. Ojalá escoja regresar a peso medio, para culminar una espléndida carrera.

¡Hasta el viernes, amigos de Vallarta y Bahía!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.