Un milagro salvó la vida de Monserrat, tras caer en parachute

Por Eduardo García Gómez/Puerto Vallarta

Montserrat es la turista jalisciense de 21 años que se accidentó con el paracaídas fuera de control reportado la semana pasada en la zona hotelera norte de Puerto Vallarta.

Después de esa fuerte experiencia y de haber terminado solo con raspones y moretones, la joven se dice agradecida con la vida, con Dios y con todas las personas que, de alguna u otra forma, la ayudaron para salir bien librada.

Montserrat, quien actualmente es estudiante de la carrerea de enfermería, llegó a Puerto Vallarta la semana pasada en compañía de su familia, integrada por papá, mamá, hermana, cuñado y una sobrina.

Procedentes de San Miguel el Alto, Jalisco, la familia llegó con toda la intención de disfrutar cinco días de unas vacaciones que, al final, resultaron inolvidables, debido al percance que los mantuvo en vilo durante varias minutos, mientras Monserrat surcaba el cielo de Puerto Vallarta a la deriva con el parachute rentado para divertirse.

“Mi hermana, la sobrina de mi hermana y yo tomamos la decisión de subirnos porque se veía bonita la experiencia”, relata a Vallarta Opina Monserrat, a quien no le solicitaron firmar ningún documento de responsabilidad los prestadores de servicios que le rentaron el parachute.

EL PASEO YA HABÍA TERMINADO

Cuando Monserrat tomó la decisión de subirse al paracaídas solo pensaba en disfrutar la experiencia y la hermosa vista de Puerto Vallarta desde el cielo, así que siguió todos los protocolos de seguridad al ser enganchada al parachute, que despegó con normalidad tirado de la lancha en el mar, aún sin que soplara el viento, no obstante que el nublado y los nubarrones ya se apreciaban en el horizonte de la bahía de Banderas.

“Tuve el paseo completo, ya me iban a bajar, pero se fue más adentro la lancha y duré como 5 minutos más en el aire, no me podían bajar, ya habían chiflado para que yo jalara al lado izquierdo la cuerda para bajarme y no pudieron, entonces me asusté… Al momento que me subí estaba todo bien, hizo una vuelta la lancha y ya me iban a bajar, hasta que empezó el viento”, relata Monserrat antes del percance que la alejó más de un kilómetro de la orilla de la playa.

“Antes de que la cuerda que iba amarrada a la lancha se reventara duré bastante tiempo y el paracaídas se balanceaba como un columpio, vi muchas lanchas que se acercaron a la lancha que me sostenía y entonces me asusté… El paracaídas empezó a columpiarse y entonces con mis dos piernas me agarré de la cuerda y no me solté, así fue para evitar balancearme tanto hasta que se reventó la cuerda”.

“ÁNGELES” DE CARNE Y HUESO

Momentos antes de que la cuerda que unía a la lancha con el paracaídas se reventara, Monserrat ya estaba asustada y solo pensaba en salvar su vida, aun cuando no sabía cómo iba a hacerlo.

Una vez rota la cuerda el fuerte viento que empezaba a soplar desde la bahía comenzó a arrastrar el paracaídas y a la joven jalisciense a más de 100 metros de altura tierra adentro.

Lo primero que hizo Monserrat, solo unos segundos antes de que se rompiera la cuerda y el parachute quedara a la deriva, fue pedir por su vida: “alcancé a rezar un Padre nuestro y en eso que yo dije Jesús en ti confío se rompió la cuerda y me fui… Estaba muy alto y en ese instante uno se bloquea, pero trata uno de salvarse la vida”.

Fue entonces que ya a la deriva, comenzó la experiencia más fuerte que ha tenido Monserrat en sus 21 años de vida. El viento la arrastró en su paracaídas por las alturas sobre la zona Flamingos y después sobre la avenida principal de Puerto Vallarta, la Francisco Medina Ascencio, lo que no esperaba es que los “ángeles” de carne y hueso la empezaron a ayudar.

Primero, una persona con camisa blanca a la altura de la gasolinera ubicada en la esquina que forma la Medina Ascencio y la calle Mérida, frente a Coppel, le mostró cómo jalar las cuerdas del parachute para intentar el descenso.

“Estaba asustada, vi pasar una avenida muy grande, alcancé a ver una gasolinera, en donde un señor con camisa blanca me decía que le hiciera –que jalara- con las dos manos, cuando ya estaba sostenida, que le moviera hacia abajo para que ya pudiera ir bajando poco a poco, entonces fue lo que hice, en ese instante comencé a hacerlo y empecé a bajar; iba bien, hasta que un viento me arrastró a los cables de la luz”.

SOLO RASPONES Y MORETONES

Montserrat recuerda que segundos antes de la caída y el impacto en el poste de luz y los cables de energía eléctrica buscó un lugar adecuado para aterrizar con el menor riesgo posible, aunque ya no hubo más tiempo para hacerlo.

“Lo que alcanzaba a ver eran árboles y techos y dije: pues aquí, que no sea en carros o cables o algo así, trataba de ver más o menos, aunque no tenía el control, yo solamente bajaba”.

+ Cuando caes y te golpeas en el poste y quedas en los cables de luz, ¿estabas consciente?

Sí, no sé si fue cuando me golpee, si los cables me dieron en las piernas, pero yo sentía que las piernas me las habían echado en un molino de carne, me sentía muy mal y en ese momento sí pensé, dije: aquí voy a quedar.

La joven oriunda de San Miguel el Alto no vio si salieron chispas al chocar con los cables de energía eléctrica, ya que “solamente cerré los ojos y sentía el dolor de las piernas y, en eso, caí más para abajo, en donde ya todas las personas estaban ahí y me empezaron a ayudar a bajar… De hecho, en estos días supe de un señor llamado José Refugio Sandoval, es quien tenía un carro rojo, él fue quien se estacionó y me bajó; de hecho le mandé un mensaje agradeciéndole, pero no sé si le haya llegado o no”.

Tras bajar a Monserrat los otros “ángeles” de carne y hueso, ayudaron a la muchacha para que fuera trasladada a un hospital de la colonia Versalles, a donde llegó consciente para recibir atención médica y en donde permaneció entre dos y tres horas para que le realizaran algunos estudios y permanecer en observación. Salió caminando con ayuda, pero por su propio pie, “me checaron y estaba todo bien, nada más tenía raspones y moretones y el dolor en las piernas”. Al hospital llego su familia: papá, mamá y cuñado.

La joven estudiante de enfermería reconoció que fue un accidente y que los prestadores de servicios que le rentaron el parachute en la playa se hicieron cargo de todo, absorbieron todos los gastos, “pagaron el hospital y todo… hay que reconocer que también fue un accidente”.

FUE UN MILAGRO

Montserrat revela, al final de su relato, que había buenas expectativas de surcar el cielo de Puerto Vallarta en paracaídas: “Mi hermana venía con la familia de su esposo, entonces la sobrina de la cuñada de mi hermana se subió primero y salió perfectamente, hizo su viaje normal, aterrizó bien y fui yo la siguiente y en eso cambió el clima de repente y fue lo que pasó”.

“Yo le doy gracias a Dios por haberme dado otra oportunidad, porque sí, de veras estuvo muy feo, todas las personas me dijeron que fue como un milagro, si hubiera caído en los cables de alta tensión, ahí no la hubiera contado”.

Por ahora, Montserrat y su familia no planean regresar a Puerto Vallarta pronto, aunque ella sí quiere volver a disfrutar de este destino turístico, pero reconoce que ya no se volvería a subir a un paracaídas.

En el siguiente enlace puedes ver el video del accidente:

https://fb.watch/7ceQt1Xz1y/

En el siguiente enlace puedes ver el video del rescate:

https://fb.watch/7cf0p7a9Xn/