Un mundo de contrastes

LA MIRADA INCÓMODA

“Toda percepción y todo pensamiento son relativos y operan por comparación y contraste”: Paul Watzlawick.

Por Alfredo César Dachary - cesaralfredo552@gmail.com

Históricamente nos hemos acostumbrado a vivir en medio de grandes contrastes, al extremo, que ni siquiera pensamos en ello lo suficientemente fuerte como para cuestionarlos e intentar de alguna manera presentar alternativas, aunque no estén en la idea de imponerse.

Históricamente, el humano construyó un mundo en referencia a lo único que conocía: la naturaleza, así en la cima de éste están los más fuertes y son los que no deberían temer a otro depredador, salvo si se animaba a meterse en el mundo natural, en esa época, las selvas prístinas.

En base a esto comenzó a ordenar la sociedad entre los cazadores y los recolectores o luego agricultores, y cuando esta sociedad logra generar un cierto excedente, da el salto a la gran organización de pueblos con los imperios, donde todos trabajaban bajo una misma autoridad civil y religiosa y, a veces, en grandes obras lo que luego Mumford denominó, “la megamáquina”, así la visión del poder del más fuerte se impone a partir de esta alianza entre los sacerdotes del rito y el poder militar, bajo un mando centralizado del emperador.

Hoy los cambios han sido muy grandes, pero no lo suficientemente profundos como para borrar esa primera gran división entre el grupo pequeño de los poderosos y la gran multitud de los pueblos; los poderosos han fraguado una alianza muy difícil de superar, los monjes o sacerdotes que predecían el futuro principalmente asociado a los ciclos de las cosechas y los antiguos cazadores elevados de categoría a ser los portadores del poder del imperio, sus ejércitos de campesinos integrados para una guerra o servir al mismo cuerpo militar.

Actualmente hay un sistema mundial, el capitalismo, pero los imperios no han muerto, al contrario, se han reproducido y hay varios más de los necesarios, desde los tres grandes, desde el poder militar que representan: Estados Unidos, China y Rusia, y los tres han remplazado las viejas creencias entre mágicas y prácticas por uno nuevo que le denominan ciencia y, de ella, deriva la tecnología.

La diferencia principal entre ciencia y tecnología es su objetivo, la ciencia nos ayuda a conocer el mundo, a describirlo y a mejorar nuestro conocimiento; la tecnología tiene el objetivo de modificarlo y adaptarlo a nuestras necesidades.

Ambas son la base del mundo que emerge al final del tiempo feudal en Occidente, que cerraba un ciclo de muchos siglos donde el eje era la religión dominante, desde cristianos, judíos a musulmanes o budistas y otros más, por uno nuevo en que perdía influencia la religión como eje de la sociedad, donde este eje es reemplazado por la ciencia y la tecnología.

Así tenemos que para D. Noble la fascinación actual por la tecnología, la verdadera medida real del conocimiento moderno, está enraizada en mitos religiosos y en un imaginario antiguo, ya que en el fondo los científicos, su inspiración yace en una imperecedera búsqueda mística de la trascendencia y la salvación.

Por ello, hoy en el siglo XXI hay una fe ciega en el avance tecnológico y el triunfo definitivo de la razón, ese resurgimiento de la fe fundamentalista es similar a un renacimiento religioso; en Estados Unidos es más evidente esa dualidad, ya que en una misma persona domina el tecnólogo y, a la vez, lo religioso.

Pero esta nueva “revolución” no es novedosa ya que responde al hecho de que los seres humanos siempre han construido mitos colectivos con el objeto de cohesionarse, controlar y dar un sentido a la experiencia compartida.

Por ello, el proyecto de la tecnología occidental, la marca que ha definido la modernidad tiene su origen y espíritu medievales, como lo plantea Jacques Ellul, que se hizo eco de San Agustín, cuando afirmaba que la tecnología existió únicamente para la humanidad en estado de caída y no tenía sentido fuera de éste, ya que en su estado perfecto anterior a la caída no necesitaban de dicho artificio.

A principios de la Edad Media, la relación entre la tecnología y la trascendencia comenzaron a cambiar y luego se identificó con ambas formas de perfección: la perdida y la renovada, a lo que se le sumó el avance de las artes, mientras Lynn White, lograba la introducción del arado pesado en el imperio Franco lo que generó el inicio de un cambio en la tecnología y un giro radical en la relación hombre-naturaleza.

Éste permitió establecer un sistema de parcelación según la capacidad de la máquina y no la necesidad humana, ya que antes el hombre formaba parte de la naturaleza, luego se hizo explorador de ella. En 830 aparece un nuevo calendario que enfatizaba la actitud ante la naturaleza, ya una actitud dominante sobre ella.

En el salterio de Utrecht, cerca de Reims, se encuentra una ilustración del Salmo 63, en el que se otorga la ventaja tecnológica a los que están de parte de Dios. “El ejercito de los justos se enfrenta al ejercito de los impíos mucho más grande.

Los malvados se conforman con usar una piedra de afilar obsoleta, los piadosos sin embargo emplean el primer cigüeñal del que se tiene noticias fuera de China para rotar la primera rueda de molino que se conoce, el avance tecnológico es la voluntad de Dios”.  Esta fue obra de un benedictino, los más avanzados en las artes y oficios de su época

Hoy nuevamente la naturaleza está amenazada por el hombre que no solo salto sus límites de capacidad, sino que comenzó a transformarla, desde las semillas a la clonación y al hombre desde el potencial que ha dado el conocimiento del ADN y la nueva visión tecnológica que la naturaleza, incluido el humano, está integrada por algoritmos, que pueden alterarse y reproducirse, hasta llegar a superar la capacidad del mismo humano.

Así el cambio climático se transforma en el nuevo escenario de riesgo del hombre, el cual presa de su soberbia heredada del doble poder, el religioso y el militar, no realiza las adecuaciones y transformaciones planteadas para poder superar el problema y una vez más recurre a una nueva religión, las tecnologías con las que plantea enfrentar el exceso de CO2, olvidando los graves costos que en la segunda mitad del siglo pasado generó la transformación de la naturaleza y su impacto en la humanidad.

Una vez más la humanidad se enfrenta a los contrastes entre dos modelos diferentes, el que la sociedad busca que es racionalizar el uso en el manejo de la naturaleza y el que plantea el poder económico-tecnológico, que es apostar a las tecnologías y no a la racionalidad para frenar los efectos del cambio climático.

Y para convencernos del poder de éstas, hoy dan un salto adelante transformando a la misma en un nuevo escenario, y allí emerge un nuevo actor el Metaverso, es un concepto de mundo virtual por el que Facebook o GoogleNvidia y Microsoft están decidiendo tomarlo como un nuevo paradigma para potencializar las redes sociales, pero no es concepto nuevo, y ya hemos visto manejo de él en el mundo literario y cinematográfico, con películas como 'Ready Player One' o 'Los Sustitutos'.

El Metaverso es un mundo virtual, uno al que nos conectaremos utilizando una serie de dispositivos que nos harán pensar que realmente estamos dentro de él, interactuando con todos sus elementos. Será como realmente tele transportarse a un mundo totalmente nuevo a través de gafas de realidad virtual y otros complementos que nos permitirán interactuar con él.

Los mundos virtuales no son nada nuevo y existen una gran cantidad de ellos, sobre todo en el sector de los videojuegos, y al jugar te creas un personaje o avatar, y te adentras en ese mundo a vivir aventuras a través de tu ordenador.

Pero hoy el Metaverso no busca ser un mundo de fantasía, sino una especie de realidad alternativa en la que podremos hacer las mismas cosas que hacemos hoy en día fuera de casa, pero sin movernos de la habitación, compartir la realidad nuestra con una fantasía, para darle una mayor presencia en nuestra sociedad digital.

En una novela, editada en 1992  'Snow Crash', es un término que se ha asentado para describir visiones de espacios de trabajo tridimensionales o virtuales, de allí el Metaverso, significa un mundo virtual en el que podemos interactuar, y que ha sido creado para parecerse a una realidad externa.

La idea de esta nueva “revolución” sería la de crear un universo paralelo y completamente virtual, al que podremos acceder con dispositivos de realidad virtual y realidad aumentada, de forma que podamos interactuar entre nosotros dentro de él, y desde fuera con el contenido que tenemos dentro, así logramos integrarnos más a la sociedad digital.

Este “nuevo” Metaverso puede ser totalmente inversivo o, por lo menos, mucho más de lo que es la actual realidad virtual, y con unas gafas podremos sumergirnos en él, y con sensores que registren nuestros movimientos físicos nos permitirá una mayor integración a esta nueva realidad.

Facebook espera que el Metaverso pueda ofrecer tantas oportunidades como el mundo físico real, con la posibilidad de crear nuestros propios negocios en él. Imagínate poder caminar por las calles de la ciudad Xataka, y poder charlar con los avatares virtuales de otras personas, que han abierto unas tiendas y nos ofrecen poder probarnos y comprar ropa virtual, un coche virtual o un apartamento virtual.

Puede tener aplicaciones prácticas, como reuniones de trabajo en las que todos compartan una oficina virtual conectándose desde sus casas, y ni siquiera tengan que preocuparse por arreglarse para la reunión; para algo sirvieron dos años de adecuación al mundo virtual, allí se aplica y nos aleja más de la realidad natural y social nuestra.

Un Metaverso también podría tener su propia economía, con algún tipo de moneda virtual, como la moneda electrónica que está probando Max Zuckerberg, y así podamos comprar con nuestro dinero real o ganar de alguna manera dentro de las interacciones que ofrezca. Quizá incluso se puedan crear puestos de trabajo.

Así, este joven creativo una vez más se adelanta a un tiempo programado para completar el gran proyecto de deshumanizar la sociedad actual, profundizando la asimetría global y condenando a las grandes mayorías a navegar entre la realidad virtual y la ignorancia, como únicas opciones.