La mendicidad, estilo de vida en Vallarta

Hay aproximadamente 250 personas que se dedican a esta actividad en la ciudad

Puerto Vallarta/Miguel Ángel Ocaña Reyes

La mendicidad se ha convertido en un estilo de vida muy lucrativo para quienes la ejercen, provocando lástima y aprovechándose de la compasión que muchos ciudadanos tienen al obsequiarles monedas, una situación que ha ido en aumento en Puerto Vallarta y que ya se está convirtiendo en un problema, no solamente de imagen, sino de seguridad.

Y es que a esta actividad se dedican aproximadamente 250 personas en la ciudad, la mayoría de ellos plenas de sus facultades mentales y físicas, y solo un menor porcentaje de discapacitados, todos ellos ejerciéndola como un oficio, adueñándose de los mismos sitios y cuidando su alrededor para otros familiares.

Y es que el solicitar en las calles comida, ropa, medicina y principalmente dinero, es reflejo de la pobreza, el hambre y el desempleo, sin embargo, en Puerto Vallarta donde hay disponibles más de cinco mil empleos en los más distintos rubros, la última condición no aplica, sin embargo, cada día más personas que llegan de otras ciudades ven esta como la opción más sencilla para ganarse la vida, no obstante que en este destino si bien dicha actividad no está prohibida, tampoco está permitida.

El problema con esta actividad, es que poco a poco se apropian de espacios donde crean comunidades, como debajo de los puentes, donde generan condiciones que empiezan a hacer poco seguro para los ciudadanos transitar por dichas zonas, como el parque lineal, donde cada vez más se ven personas en condición de calle que piden limosna a los transeúntes.

Cuestión aparte son los cotos de poder que existen detrás de la apropiación de ciertos espacios estratégicos, como esquinas, supermercados, semáforos y demás sitios, donde se pide para beneficiar a un tercero que explota a otro a través de la mendicidad ajena, lo cual es una modalidad del delito denominado trata de personas.

Hace algunos años se tenía en Puerto Vallarta un programa para atender a estas personas regresándolas a sus lugares de origen, sin embargo, dejó de realizarse por alguna razón, lo cual ha generado que el problema sea cada vez más grande sin que la autoridad municipal haga algo por resolverlo, pues ni el personal de la policía ni de reglamentos hacen algo por retirarlos de la vía pública.

NO DAR

Sin embargo, la solución a esta problemática está en un gran porcentaje en manos de los ciudadanos, quienes no dando limosnas, obligarán a quienes piden, dejar de hacerlo, ayudándolos en cierto modo a desencadenarlos de esta lamentable pero lucrativa actividad.

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