Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

El chofer mira atento por el retrovisor del camión urbano, y a pesar de tener cubierta la boca y nariz, su voz en tono alto se escucha muy clara: “póngase el cubrebocas, señora, o si prefiere baje de la unidad” y como la doña no entiende y se queda en la plática en el celular, el siguiente acto es mostrar enojo y grita: “Todos estamos cansados de usar el bozal, ya estamos hartos de esta chingadera, pero aquí nos tienen”.

Pero la señora que se negaba a usar el cubrebocas no fue la única, con la que el operador del transporte urbano batalla, porque en un simple viaje dentro de Puerto Vallarta o en Bahía de Banderas sucede lo mismo, traen el cubrebocas en el bolsillo, dentro de la mochila, en la bolsa del mandado y al subir a la unidad, todos prometen lo mismo: “Ahorita me lo pongo” y se pasan para atrás, una vez que depositan sus monedas en la alcancía.

Con el ceño fruncido el chofer continua la ruta y como va en dirección al centro se suben turistas nacionales y extranjeros, y para asombro del chofer también se ve en la necesidad de indicarles que se pongan su cubrebocas, una y otra vez, en cada parada.

Si se observa la diferencia entre lugareños y visitantes, se puede encontrar  en las condiciones en que tienen el cubrebocas: los de fuera lo sacan de un paquete nuevo, los lugareños tienen el pedazo de tela sucio, con los resortes amarillentos y se ha convertido en un chicharrón que se vuelve a planchar con el sudor de quienes lo portan.

FALLA SUMINISTRO DE GEL

Otro aspecto que llama la atención es ver que la botella de gel que traen en la parte delantera los camiones, pegada con una cinta al tubo de la puerta, se encuentra vacía o no funciona el botón para sacar gel y así limpiar las manos.

De esta forma, sin cubrebocas de algunos que se niegan a usarlo y sin gel, se dejan de cumplir las dos medidas de saneamiento que se solicitan.

Por lo que respecta a la sana distancia, esta última no se cumple porque el número de camiones urbanos se ha reducido, y los usuarios van incluso en el área de escaleras, tanto en la puerta delantera, como trasera.

Quizá los choferes que van un poco más tranquilos al hacer la observación a los usuarios son aquellos que dentro de sus unidades traen aire a acondicionado, que en realidad son muy pocos, porque la mayoría ya no funciona o simplemente no lo prenden, para que puedan como expresó un chofer; “echar más vueltas, sin tener que ir a recargar hasta la Floresta, donde se encuentra el corralón y centro de distribución del gas”.

EN TODAS LAS RUTAS, LO MISMO

Podríamos mencionar unidad tal, de ruta Demonio Blanco, Villa de Guadalupe, San Esteban, Portales, Las Palmas, Ixtapa, entre otras del lado de Puerto Vallarta, y en Bahía de Banderas el tema del uso del cubrebocas los choferes de Autotransportes Medina parecen llevarse más tranquila.

Sin embargo, igual espejean por el retrovisor y cuando descubren entre los pasajeros medio dormidos en la ruta de Nuevo Vallarta, que alguno se pone mal el cubrebocas, le gritan que se lo ponga bien, cubriendo la boca y la nariz.

De hecho, desde que se registró el rebrote de contagios, la empresa ha ordenado a sus choferes que cuiden el uso del cubrebocas entre los pasajeros, que de hecho es el único protocolo que se mantiene en la región.

La peor parte la llevan los usuarios que usan anteojos, porque cuando el chofer les indica que tienen que usar bien el cubrebocas o las bajan, en algunos casos se tienen que bajar del autobús, porque simplemente no soportan que los anteojos se empañen.

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