Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Tomando las debidas precauciones para evitar contagios, cientos de pescadores del histórico Puerto de San Blas, participaron en una vistosa y colorida procesión acompañando a San Blas, el santo patrón del puerto, en su paseo por las marismas cercanas.

Cientos de pescadores y familias de la población, encabezados por el obispo Luis Artemio Flores Calzada, participaron en la procesión para mostrar su cariño y devoción en una procesión en barcas por el mar, desde la dársena cercana hasta el estero El Pozo para navegar con el santo acompañado de música y danzantes.

En el transcurso los feligreses iban rezando oraciones dedicadas a San Blas, como aquella que dice “oh! Grandioso San Blas, acudo ante ti como médico por excelencia para que me des tu intercesión, Divino San Blas, obispo y mártir, para que Dios me libre de las dolencias de la garganta que estoy padeciendo en estos momentos y me cuide y libere de cualquier otro mal. En el Nombre de nuestro Señor Jesucristo que vive y reina en todos nosotros. Amén.

La veneración del santo tiene especial importancia ya que él es conocido como el intermediario que ayuda especialmente a los que son víctimas de enfermedades de la garganta, particularmente en estos tiempos de pandemia del virus del Covid-19 que ha causado tantas muertes.

Por eso ante la llegada de la variable “Omicron” que provoca fuerte tos, le rezaban: “oh, glorioso San Blas, que por tu martirio ha dejado a la Iglesia un precioso testimonio de fe, obtenga para nosotros la gracia de preservar dentro de nosotros este don divino, y defender, sin respeto humano, tanto con la palabra como con el ejemplo, la verdad de esa misma fe, que es tan malvadamente atacada y calumniado en estos tiempos”.

“Tú que curaste milagrosamente a un niño pequeño cuando estaba a punto de morir a causa de una afección de la garganta, concédenos tu poderosa protección en las mismas desgracias; y, sobre todo, obtener para nosotros la gracia del arrepentimiento, junto con una fiel observancia de nuestra Iglesia, y evitar ofender a Dios Todopoderoso. Amén”.

Entre oraciones e himnos el santo patrono navegó por las aguas del mar cercano al pueblo, mientras la gente elevaba súplicas y peticiones “¡Oh obispo mártir! te suplico tu mediación para que eleves mi petición ante el trono del Altísimo, para que sean escuchadas y atendidas, y que nunca me falte la voz para cantar contigo las alabanzas del Señor, buscar su voluntad, implorar su perdón y misericordia Divina y pedirle fuerzas para servirle mejor. Amén”.

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