OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Yo creía que, después de dos años y meses de vivir en este nuestro pedazo de paraíso de Vallarta/Nuevo Vallarta, o Nuevo Nayarit (nombre al que nomás no me acostumbro), ya estaba aclimatado. Y, pues no. No es así. ¡Qué calor ha estado haciendo! Y si así estamos en mayo, ¡no quiero ni pensar en agosto o septiembre! Las señoras, en general, se siguen viendo guapas, arregladas, muchas con sombrero, lentes oscuros y abanico en mano, y parecen sentirse relativamente a gusto, mientras yo siento que me derrito. ¿Será que ellas sí están aclimatadas por haber experimentado los famosos “bochornos”? No tengo ni la primera idea, pero las envidio.

La realidad es que vivir aquí no deja de enseñarme cosas y de hacerme pensar, reflexionar sobre lo que he vivido antes de mudarme, y lo que vivo ahora.

Por ejemplo, el lenguaje es diferente. Aquí, la gente pregunta ¿qué ocupa? A mi hermana le dicen: Paty, si va a la frutería, ocupamos jitomates y aguacates. Supongo que es porque no se necesita nada, como no se trate de una emergencia, o porque ya no hay en el refri ni un jitomate o aguacate. Yo estaba acostumbrado a que, en la ciudad, todo se necesita, haya poco, mucho o nada, porque en cualquier momento se ocupa. Y, pensándolo bien, posiblemente es un mejor uso del castellano.

En la ciudad, ir de compras es ir a grandes tiendas, centros comerciales, o cuando menos mercados. Aquí también se puede ir a las grandes tiendas – supermercados, tiendas departamentales o centros comerciales – donde se encuentra todo lo que se requiera. Pero, si se quiere bueno, bonito y barato, es tan fácil como ir a los “pueblitos” o colonias cercanas. En Jarretaderas, Mezcales, Valle Dorado, San Vicente, Bucerías, y tantos otros poblados a lo largo y ancho de Bahía de Banderas, hemos encontrado maravillas que, en la ciudad, han desaparecido – pequeños negocios familiares que fueron desplazados por las grandes tiendas, y no necesariamente para mejor.

En estos pueblitos, hay tortillerías que ofrecen tortillas normales, blancas o amarillas, pero también tortillas delgadas para flautas, y tortillas taqueras, chicas y delgaditas, además de masa de nixtamal, la mejor para hacer tortillas a mano, y, sobretodo, tamales.

Son los lugares donde se encuentran las fruterías/verdulerías que sirven como la Central de Abasto en México. Una parte del negocio se dedica a surtir pedidos grandes, y todas tienen una tienda al menudeo, donde las verduras, las frutas, las hierbas, las semillas o las especies, están frescas, bien escogidas, y a precios que nada tienen qué ver con los de cualquier súper. Encima, las personas que atienden normalmente son los dueños, sus hijos o familiares que, cuidando el negocio, le ayudan a escoger los aguacates para toda la semana, asegurando que todos los días tendrá uno justo en su punto de madurez. Lo que me parece más maravilloso es que, hasta ahora, ¡nunca le han fallado! Y conste que soy un fanático de los aguacates.

Las cremerías también son espléndidas. Los quesos, la mantequilla, la crema, la nata, son elaboradas artesanalmente y son deliciosas. Claro, sin los conservadores que utilizan las grandes marcas, los productos se deben consumir pronto. Hemos encontrado que, en estas tienditas, también se ofrecen otros productos. En una cremería en Valle Dorado, por ejemplo, encontramos la mejor longaniza, o chorizo, que hemos probado en Vallarta, igual que las mejores bolitas de galleta de nuez.

En San Vicente, específicamente, nos topamos con una tienda que surte de ropa a los vendedores ambulantes que pululan en las playas. A mi sobrina le compramos un pantalón, de estampado precioso, que se envuelve en el cuerpo, y luego nos enteramos que en la playa los venden al DOBLE del precio que nosotros pagamos.

El punto es que, los turistas, que están por aquí tan solo unos cuantos días, les conviene mucho más surtirse de lo necesario en las grandes tiendas o con los vendedores ambulantes. Aprovechar el sol, la playa, los hermosos paisajes de Vallarta, y descansar de las presiones del trabajo o de la vida en una gran ciudad, es lo principal.

Para aquellos que tienen la dicha de vivir o tener una casa de descanso que frecuentan aquí, vale mucho la pena explorar y conocer todo lo que nos rodea y que sigue siendo auténtico, aquello que no ha sido absorbido o contaminado por la “modernidad.” Nosotros nos hemos llevado grandes sorpresas.

¡Hasta el viernes, amigos de Vallarta y Bahía!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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