LA MIRADA INCÓMODA

Por Alfredo César Dachary – cesaralfredo552@gmail.com

Como todos los años del último cuarto de siglo, se realizó en enero de este año en Davos, Suiza, el encuentro conocido como el Foro Económico Mundial, un escenario en el que se presentan diferentes puntos de vista de lo que está pasando y, en algunos casos, de lo que vendrá en un mundo globalizado y en medio de un proceso de formación de nuevos bloques, como consecuencia del proceso de lucha por la hegemonía global.

Este doble proceso de construcción y reingeniería de alianzas y acuerdos, nos colocan con las grandes diferencias de más de medio siglo ante un escenario que construyó, tras el final de la Segunda Guerra Mundial, la denominada Guerra fría, ideada por la potencia que lideró a los aliados, Estados Unidos, a fin de poder mantener un poder militar que le permita enfrentar todo proceso de liberación de los pueblos, que es la OTAN, alianza militar internacional que se rige por el Tratado del Atlántico Norte o Tratado de Washington, firmado el 4 de abril de 1949.

Demás esta decir que éste es el único camino que encuentra la hegemonía actual para sostenerse en el poder, mientras económicamente sigue perdiendo presencia, y mucho más grave es la otra amenaza, la pérdida del dólar como moneda de reserva y de uso comercial, algo inevitable ante la falta de respaldo efectivo a lo que se considera la mayor deuda del mundo, la de Estados Unidos, que es de 34,1 billones de dólares, el 24.5% más del PIB de ese país, que es de 27,4 billones de dólares.

La deuda per cápita es de 101,591 y se eroga diariamente un total de 1.8 mil millones de dólares, todas las cifras son de la Peter G. Peterson Foundation, que en su web tiene un reloj donde marca la deuda, minuto a minuto. Ellos ven como causas fundamentales tres: primero el envejecimiento de la población, que genera mayor presión sobre el presupuesto federal y menos aportadores. La segunda es el gran aumento de los costos de atención médica de la población y tercero, ingresos fiscales inadecuados.

De esta situación de la hegemonía global pasamos a las siguientes que presenta el Estudio de Riesgos Globales 2024, que se presentó en el Foro Mundial de Davos.

En el 2024, los resultados de la Encuesta de Percepción de Riesgos Globales 2023-2024 son mayoritariamente negativos en el corto plazo, pero a su vez se espera que empeoren en el largo plazo, ya que la mayoría de los encuestados (54%) anticipa cierta inestabilidad y un riesgo moderado de catástrofes globales, mientras que otro 27% espera mayores turbulencias y el 3% aguarda que los riesgos catastróficos globales se materialicen en el corto plazo.

Hay una minoría del 16% que esperan una prospectiva estable o tranquila en el 2024-2025, sin embargo, las perspectivas son marcadamente más negativas en el período de 10 años: el 63% de los encuestados espera una perspectiva tormentosa o turbulenta y menos del 10% espera una situación tranquila o estable, lo que coincide con la mayoría de los expertos en tecnologías de vanguardia que ven a mediano plazo el auge del empleo robótico y el descenso del empleo humano.

Los cinco principales riesgos que fueron seleccionados por los encuestados son:

Dos tercios, el 66%, señalaron que el mayor riesgo será el clima extremo, nuevos récords en condiciones de calor, con olas de calor extremas, que generarán como consecuencias directas, grandes sequías, incendios forestales, como importantes amenazas.

Es interesante, aunque alarmante a la vez, que los CEO y expertos entrevistados hayan colocado en segundo y tercer lugar a la desinformación y la desinformación generada por la IA (53%) y la polarización social y/o política (46%), lo que significa que ven una real consecuencia entre el dominio de la sociedad digital y la caída de la política, coincidente con una nueva forma de informarse a través de las redes sociales y una profunda alteración de la opinión pública, a la vez de la manipulación de los datos personales y el uso masivo de noticias falsas.

Según los resultados del año pasado, siguen siendo dos temas importantes en calidad de amenazas el aumento del costo de vida que fue nominado por el 42% de los encuestados, y la crisis del costo de vida ocupa un lugar más alto entre los grupos de edad más jóvenes: fue seleccionada por el 55% de los encuestados de 39 años o menos, en comparación con solo el 28% de los de 60 años o más. 

Junto a esta amenaza están los ataques cibernéticos nominados con un 39%, siguen siendo preocupaciones importantes en las perspectivas generales de la sociedad y, a su vez, aparecen como una de las tres principales preocupaciones para los encuestados del gobierno y del sector privado, respectivamente, como parte de la nueva guerra fría o como expresión de la economía criminal que se ha adecuado rápidamente al mundo digital.

Las crisis energética y alimentaria se encuentran entre los principales riesgos, este año menos de una quinta parte de los encuestados seleccionaron las cadenas de suministro de alimentos interrumpidas (18%) o las cadenas de suministro de energía (14%) como preocupaciones principales para 2024.

Esta encuesta que se llevó a cabo en septiembre de 2023, y aún no había sido impactada por el conflicto sobre el canal de Suez, consecuencia del genocidio que inicio el Estado sionista contra Palestina, y al cual se han sumado en apoyo a la potencia israelí, Estados Unidos e Inglaterra que han bombardeado las tierras de los hutíes en Yemen, por lo que es posible que las perspectivas hayan cambiado desde entonces dado el conflicto en el Medio Oriente, particularmente si las hostilidades aumentan.

Si a esto le sumamos el conflicto militar ruso-ucraniano y sus consecuencias sobre la cadena de alimentos y la energética, la situación se puede ver compleja, y afecta más a Europa occidental.

La encuesta de 2023 se realizó antes del estallido del conflicto ruso-ucraniano en 2022, de allí que solo una cuarta parte de los encuestados clasifica la escalada o el estallido de conflictos armados interestatales (25%) entre los cinco principales riesgos para 2024, lo que apunta a un conjunto más amplio de riesgos y preocupaciones.

Sin embargo, con más de 200,000 víctimas en 2022, las muertes por conflictos armados se encuentran en el nivel más alto en décadas, impulsadas predominantemente por conflictos armados estatales, como la guerra de los hutíes en Yemen, que fue iniciada por Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos en el 2015 con el objeto de devolver el poder al gobierno de Abd Rabbuh Mansur al-Hadi, que había sido nominado por el anterior presidente y que fue derrocado por el pueblo durante la primavera árabe del 2011.

Los riesgos relacionados con los sectores financiero, tecnológico e inmobiliario se encuentran entre las últimas preocupaciones de los encuestados para 2024.

En base a los estudios de riesgos globales que se realizan anualmente y otros más incluidos las encuestas globales realizadas por otras ONG, como es el caso del Comité de Oxford de Ayuda contra el Hambre (OXFAM), el Foro Económico Mundial destaca cuatro ejes estructurales que definen los riesgos globales para la próxima década.

El primero es el cambio climático, que permanece como la principal amenaza en perspectivas a corto, mediano y largo plazo, con eventos climáticos extremos, especialmente influenciados por el ciclo de El Niño, y que se anticipa que esto sea un detonador de crisis significativas, ocasionando migraciones masivas y alteraciones geográficas en el largo plazo que podrán modificar el balance global.

La segunda fuerza estructural es la bifurcación demográfica, que aborda la polarización social y sus impactos en el desarrollo global. Los países ricos con una población cada vez más longeva y una reducida base de nacimientos y frente a ellos los grandes países pobres con millones de marginados y demás clasificaciones de la pobreza, cuya meta es migrar y allí se da el gran enfrentamiento norte-sur.

Este fenómeno, aunado a una recesión económica, son identificados como riesgos altamente interconectados y, por ende, de gran influencia en la red de riesgos globales, acarreando consigo múltiples consecuencias.

El tercer eje aborda la aceleración tecnológica y los cambios que ésta generará en el mundo, en la nueva sociedad digital y las grandes transformaciones que se dan en la población, especialmente en lo referente al empleo. El reporte argumenta que el desarrollo de la inteligencia artificial está impulsado por intereses comerciales y geopolíticos en vez del interés público, y de esto podría resultar en una brecha digital entre países de altos y bajos ingresos por los beneficios que las transformaciones digitales van a causar en el empleo, la productividad económica, finanzas, clima, educación y atención médica.

En cuanto al cuarto eje, se centra en los cambios geoestratégicos, marcando una evolución en la concentración del poder geopolítico que anteriormente estaba centrado en Estados Unidos. Estas transformaciones ejercen una considerable influencia en los conflictos regionales actuales, ya que muchos de ellos han adquirido dimensiones internacionales, los BRICS, Organización de Cooperación de Shanghái, y otros acuerdos bilaterales derivados de estos generales

Además, se presentan desafíos con actores no estatales, como los carteles del crimen organizado que, para Estados Unidos, principal consumidor de lo opiáceos y demás tipos de drogas, deberían ser considerados como organizaciones criminales, para poder llevar el enfrentamiento a los países en que se desarrollan, una estrategia que ya ha fracasado en muchos países incluido el caso de Holanda antes emblemático.

Las amenazas las hemos construidos como miembros activos de la nueva era, el Antropoceno, donde el poder de transformación lo opera el humano, que nunca pudo entender que era parte de la naturaleza, como se plantea en la obra de James Lovelock: “Gaia”.

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