OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

En un espléndido editorial en El Financiero, Enrique Quintana afirma que el poder presidencial empieza a declinar aceleradamente desde el momento en el que el presidente nombra a su sucesor. Más aún, cuando la victoria del elegido estará en duda. Ese momento se acerca velozmente para Andrés Manuel López Obrador, presidente de México. Son momentos de desesperación para el tabasqueño.

Está metido en un embrollo mayúsculo con Estados Unidos. Los acusa de espiarnos, pero lo hace con información incorrecta. Lo desmienten con facilidad. Ha comprometido la economía del país con una administración plagada de corrupción, y peor, ha puesto en riesgo la viabilidad del T-MEC, con políticas energéticas y agrícolas contrarias a los términos del tratado. No tardan en aplicarnos aranceles.

Estados Unidos, al anunciar públicamente que habían infiltrado a “los chapitos”, ofrecer una recompensa millonaria por su captura y acusarlos oficialmente ser los responsables del tráfico de fentanilo a su país, mandó un mensaje. Si hay algo de verdad sobre los rumores de cooperación del gobierno obradorista con el cártel de Sinaloa, Estados Unidos ya lo sabe, y eso pone en entredicho la seguridad personal y de la familia presidencial.

Al mismo tiempo, le cae en encima la noticia de los lujosos viajes familiares que, con cargo al erario, ha hecho el general secretario de la defensa Luis Crescencio Sandoval. AMLO solo acertó a responder, ¿“Y qué?”. Hay malestar entre la tropa, entre los mandos medios y muchos mandos altos, a quienes no les ha tocado parte de la bonanza obradorista para el ejército.

Para acabar, la Suprema Corte de Justicia le derrumbó su proyecto militarista de entregar la Guarda Nacional a la estructura del ejército.

Los signos de desesperación son fáciles de leer. Ayer en la mañanera, anunció un paquete de legislativo que está de no creerse. Pretende:

  1. Crear la “aerolínea del bienestar”, para que la maneje el ejército.
  2. Destruir la industria minera, que lleva décadas creando de los empleos mejor pagados del país.
  3. Fusionar 18 dependencias públicas autónomas con las estructuras de diversas secretarias, eliminando programas públicos esenciales.
  4. Imponer la “cláusula exorbitante”, que le daría la facultad al gobierno de romper contratos con proveedores privados sin penalización alguna, desconocer concesiones otorgadas a particulares y crear, en general, un clima totalmente adverso a los inversionistas privados, que quedarían sin defensa jurídica alguna ante las decisiones tomadas por el poder. Casi, casi, prohibir la ley de amparo.
  5. Entregarle al ejército el 80% de los ingresos fiscales turísticos, para que ellos operen aeropuertos, aduanas y migración. Se lo quitarían a FONATUR.

Dice la oposición que todo esto será votado en contra, pero como no son cambios constitucionales, Morena bien podría avalar todas estas locuras aplicando su mayoriteo. El asunto es gravísimo. Esto sale directamente del manual bolivariano del Grupo de Sao Paulo, y tiene como intención acelerar lo que ellos llaman “la transformación” del país.

No es física cuántica. No hay país que haya entrado en una espiral de esas características y que haya logrado bienestar para sus ciudadanos. Ni Venezuela, ni Nicaragua, ni Brasil, ni, mucho menos, Cuba, que lleva padeciendo 70 años de “transformación”. Vamos, ni Estados Unidos, que experimentó 4 años de “transformación” trumpiana, en los que sufrió serios retrocesos. Seamos claros: no es transformación, es populismo, en diferentes modalidades. Uno pensaría que el populismo es para beneficiar al pueblo, pero es todo lo contrario. Es para joderlo y, más bien, quedarse con el pastel.

A partir del lunes, y durante toda la semana hasta el lunes 6 de mayo, National Geographic trasmitirá una serie de documentales llamada “Populismo”.

El lunes, será la introducción. El martes, Lula. El miércoles, Hugo Chávez. El jueves, Juan Domingo Perón. El viernes, Vladimir Putin. El sábado, Donald Trump. Y el domingo, para cerrar con broche de oro, Andrés Manuel López Obrador. Realmente, si tiene usted acceso a National Geographic, no se lo pierda. Nos contextualizará estos extraordinarios tiempos que nos ha tocado vivir.

Por cierto, hoy a las 11 de la mañana estaré con Martha Debayle en su programa de XEW, que se trasmite aquí en Vallarta y Bahía. Me invitó para hablar de mi libro “Crónicas Trumpianas,” del que les platiqué el viernes. Si puede, escúchela. Está divertida.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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