Reporteros Vallarta Opina
Puerto Vallarta


La tarde de este martes, un enorme cocodrilo fue capturado en el estrecho canal de Los Tules, en la zona de Las Glorias. Aquí es usual observar alguno que otro espécimen de esta raza de reptiles de forma eventual, pero son pequeños  o medianos, no mayores al metro y medio de longitud. Pero el que fue encontrado hoy, tenía más de dos metros, un ejemplar adulto realmente inmenso.

No suelen llegar a estas alturas de la bahía ya los cocodrilos con esas dimensiones; especialmente, porque le tienen rechazo y hasta miedo a la presencia humana, que satura playas y los demás cuerpos de agua, como el Cuale. Ahí, en los años 20 del siglo XX, aún habían muchos cocodrilos, pero todos fueron cazados para comercializar sus pieles hasta que se extinguieron del sur de Puerto Vallarta.

Usualmente confinados al río Ameca y el estero que está junto al Aeropuerto; a Él Salado y su acosado canal, rodeado de la mancha urbana; y un par de pequeños manglares en Nuevo Vallarta, alimentados por aguas negras de la hotelería; la aislada laguna de El Quelele, entre otros cuerpos de agua constantemente amenazados.

Algo ha cambiado en los últimos días, que los avistamientos de cocodrilos se han disparado en Puerto Vallarta, cuando en realidad visualizar grandes ejemplares no era cuestión tan sencilla, sino mejor dicho, fortuita. En Marina Vallarta, se les ha visto nadar más frecuentemente de lo usual, y ya no sólo al enorme ejemplar que se asolea en una esquina del malecón, sino a varios entre los barcos.

Y es que la considerablemente baja salida y entrada de yates y botes turísticos en la Marina, producto de la reducción del turismo a niveles mínimos, ha propiciado la tranquilidad de estas aguas. Tampoco hay ya nadie jugando golf en los campos de esta misma zona, donde el complejo alberga algunas lagunas y los restos del manglar y estero que fueron destruidos en aras de construir el paseo deportivo.

Sin los carritos de golf y los jugadores usualmente paseando, los cocodrilos han salido moverse, asolearse, cazar mapaches o aves, e incluso, simplemente vagar para trasladarse de un cuerpo de agua a otro como acostumbran; ahora sin la intimidación de la presencia humana.

Tampoco hay quien les impida moverse en las playas de Marina o Nuevo Vallarta, donde han sido vistos en días recientes. Un gigantesco complejo hotelero junto al río Ameca, ha sido un foco de mucho movimiento pues usualmente se encuentra lleno de turistas, y estos implican una logística de atención que de alguna manera, afecta al hábitat de los cocodrilos, tan sólo a unos metros de lado. Hoy, la calma impera en esa zona, vacía porque no hay visitantes y los empleados han sido enviados a descansar.

Y con más extranjeros abandonando cada día al destino turístico, así como una urbe notablemente sola debido a la virtual cuarentena, no ha de sorprender que los avistamientos se multipliquen durante la próxima semana, o el siguiente mes, de acuerdo a lo que dure la crisis sanitaria, que trajo la calma al hábitat casi extinto de estos reptiles.

 

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