Por Miguel Ángel Ocaña Reyes/Puerto Vallarta

Hubo un tiempo en que la Zona Romántica, junto con el centro de la ciudad, guardaba la identidad del viejo Vallarta con tejado en las casas, construcciones de no más de dos pisos, así como un ambiente de barrio en el que los residentes y extranjeros convivían en armonía, tanto así que se le llegó a conocer como el barrio mágico.

Sin embargo, en menos de una década toda su fisonomía cambió con la construcción de un gran número de edificios que literalmente arrasaron con el barrio.

Y todo fue con la venia de vecinos y comerciantes, quienes observaron con agrado que dicho crecimiento incrementó sus ingresos, dándole así a la zona una enorme plusvalía, sin embargo, con la abundancia llegó la decadencia.

PROBLEMAS Y MÁS PROBLEMAS

Y es que el fulminante crecimiento, lo único que ha dejado son moles de concreto, calles con olores a orines, ríos de agua pestilente, vendedores ambulantes, danzantes, cantantes, niños y ancianos pidiendo limosna, indigentes, basura, contaminación visual, puestos de tacos y banquetas saturadas…

¿En qué momento perdió su encanto pueblerino de barrio mágico para dar paso a extraño híbrido sin identidad?

La Zona Romántica es, quizá, uno de los mejores ejemplos de cómo los excesos inmobiliarios y la ambición desmedida de desarrolladores (que sólo generan ganancias para sí mismos), dejan una serie de problemas a los residentes que por su pasividad pierden su barrio y, lo que es peor, durante años se les advirtió a tiempo las posibles consecuencias.

Foto 4 1 1024x696 - Excesos inmobiliarios dañaron seriamente a la Zona Romántica
Foto 2 8 1024x613 - Excesos inmobiliarios dañaron seriamente a la Zona Romántica
Foto 3 4 1024x692 - Excesos inmobiliarios dañaron seriamente a la Zona Romántica

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