By Indiferencia de la sociedad ante explotación infantil
· Los padres obligan a sus niños a pedir limosna y vender productos en la franja turística
Miguel Ángel Ocaña Reyes
La explotación infantil en la modalidad de mendicidad, en la que los padres obligan a los niños a pedir limosna o vender diversidad de productos en toda la franja turística, es una problemática que día a día aumenta en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, ante la mirada indiferente de ciudadanos y falta de acciones contundentes de parte de la autoridad municipal y estatal.
Son menores de edad que explotados por sus padres, quienes cómodamente anteponen la salud física y mental de los niños, dándoles así un mal ejemplo educándolos en la mendicidad y en una cultura de la lástima, lo que hace cuestionarse ¿qué futuros ciudadanos serán esos infantes?
Y es que muchos de ellos se encuentran en las calles a lo largo de todo el día, incluso en la madrugada, desde la Zona Romántica hasta Marina Vallarta, pasando por las colonias Versalles, Gómez Farías, entre otras más allá de la franja turística, donde los infantes obtienen jugosas ganancias para los padres o quienes los obligan a la mendicidad forzada, lo cual es una variante del delito conocido como trata de personas.
En ese entorno es fácil que los infantes se expongan a poner en peligro su integridad física, desde ser abusados sexual, física y emocionalmente, hasta la exposición a diversos tipos de drogas que pueden influir negativamente en su futuro.
Es necesario que sociedad civil, iniciativa privada y gobiernos estatal y municipal cooperen de manera contundente y efectiva para prevenir la explotación infantil, pues es la entrada a otras actividades ilícitas, y es que de por sí ya Puerto Vallarta ha sido catalogado como un destino de turismo sexual con serios antecedentes que han sido escándalo a nivel mundial.
Una de las maneras más eficientes para empezar a solucionar este problema, es dejar de dar limosna o dejar de adquirir productos que los niños ofrecen, y hacer
una campaña masiva en todos los comercios de la ciudad para informar y crear conciencia entre turistas y locales sobre los peligros que corren los niños que se encuentran en las calles pidiendo limosna, vendiendo productos, o que son utilizados por sus madres para obtener dinero.
