Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Como ocurre cada año, desde hace 172 años, la ciudad de Compostela renovó el juramento de vasallaje y el compromiso de continuar celebrando la fiesta, que recuerda que el Señor de la Misericordia la libró de la mortal epidemia de Cólera Morbus, que tantas vidas cobró en aquel entonces, muy similar a la que recientemente afectó con el virus del Covid-19.

La fiesta inició el día de Santa Cecilia y el día grande es el primer viernes de diciembre, en esta ocasión fue 2 de diciembre, en que la actividad inició a las 10:30 de la mañana en la Plaza de los hombres y mujeres ilustres de Compostela, como estaba programada.

Ahí, la presidenta municipal acompañada de su Cabildo, funcionarios y colaboradores del Ayuntamiento y grupos religiosos acompañaron al señor obispo de Tepic, Luis Artemio Flores Calzada, que llegó puntual a la cita como cada año y se llevó una peregrinación desde esa plaza, hasta la parroquia de Santiago Apóstol, donde se encuentra la imagen del Señor de la Misericordia.

El obispo ofició una misa pontifical acompañado de sacerdotes muy queridos, entre los que estuvieron algunos que ya han sido párrocos de Compostela, como el padre Agustín Ibarría, conocido en Puerto Vallarta y el Pitillal.

Luego se llevó a cabo el Juramento de Vasallaje, después de la misa, es decir, donde toda la feligresía jura llevar a cabo la renovación de fe y el compromiso de celebrar cada año la fiesta al Señor de la Misericordia, posterior a ese juramento se firma un libro, donde firmó el obispo por parte de la autoridad eclesiástica y posteriormente lo hizo la presidenta municipal Romina Chan y dos religiosos, fueron un sacerdote y una religiosa de las que acompañan al obispo.

El libro se quedó abierto para que todas las personas que quieran puedan firmarlo, porque es un momento muy emotivo y muy bonito para todos los feligreses. Ahí se da la bendición de terminación de la misa, posteriormente se ofrece una comida en el salón parroquial, donde la autoridad eclesiástica y las autoridades civiles comparten el pan y la sal.

Con eso terminan las actividades y por la tarde noche, se recibe la peregrinación de los hijos ausentes, corresponde a gente que es originaria de Compostela, pero que ya no viven aquí, en su mayoría son de Puerto Vallarta, de El Pitillal, pero vienen también de Estados Unidos, y de otras partes del país. Así culmina la fiesta de Compostela.

De esta forma las autoridades civiles y eclesiásticas de Compostela renovaron el Juramento de Vasallaje al Señor de la Misericordia, tal y como lo hicieron sus antepasados bajo el liderazgo del Cura Calixto Aldrete en el año de 1850, cuando por iniciativa de la feligresía, Dios liberó a esta ciudad del Cólera Morbus.

Este año acompañé en dicha ceremonia a monseñor Luis Artemio Flores; y al padre Felipe Gómez Huitrón, párroco de la cabecera municipal. Esta Fiesta Jurada representa lo más arraigado de la tradición y el espíritu profundo de la histórica de la señorial ciudad de Compostela.

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