El 22 de abril de 1992, ocurrió uno de los peores desastres causados por el hombre más grandes en la historia de México. Cuando unos 8 kilómetros de calles estallaron enteras y pulverizaron hogares, hicieron volar automóviles y hasta autobuses por los aires, causando cientos de víctimas mortales.
Aquella tragedia oficialmente se cobró la vida de 212 personas y dejó 69 desaparecidos y 1800 lesionados; aunque extraoficialmente se habla de miles de muertos, pues el gobierno de entonces, bajo el mando de Guillermo Cosio Vidaurri, se empeñó en minimizar la envergadura del suceso.
Más de mil 100 casas fueron totalmente destruidas y aproximadamente el mismo número de familias se quedaron sin donde vivir, necesitando inmediatamente mucho apoyo alimentario y económico.
La solidaridad entonces no se hizo esperar y, al igual que durante el sismo de 1985 en la Ciudad de México, se pusieron manos a la obra entre la ciudadanía. Entre quienes recolectaron víveres de inmediato, estuvieron los vallartenses, que muchos conocidos tenían entre quienes presenciaron los hechos, e incluso algunos heridos.
Las explosiones fueron provocados, de acuerdo a la investigación de ese entonces, por el deterioro de un gasoducto de PEMEX, desde el cual se filtró gasolina pura hasta una tuvería del drenaje urbano, llenando de gases estas cámaras subterráneas.
El gas emanado desde el combustible se acumuló en 8 kilómetros de tuberías desde que la construcción de la Línea 1 del Tren Ligero hizo desviar en un ángulo hacia abajo la cañería. Por cuestiones naturales, el gas únicamente flota, no puede caer en cascada.
Al impedir la vía del tren que la tuvería siguiendo recta, se tuvo que desviar hacia abajo, logrando hacer pasar la gasolina y el agua, pero no los gases. A principios de la semana previa al 22 abril, distintos vecinos reportaron olor a gas, emanaciones desde sus tuverías y riesgo de explosión.
Pero el entonces alcalde de Guadlajara, Enrique Dau Flores, así como el capitan de Protección Civil, Mayor Trinidad Rivas López, ordenaron a la población guardar la calma y descartaron la necesidad de evacuación de las colonias afectadas.
Como consecuencia, miles de personas estaban realizando sus labores cotidianas cuando una chispa en una alcantarilla hizo estallar en un periodo de 20 minutos 8 kilómetros de calle en 4 colonias, resultando la de Analco la más afectada.
A continuación, se presenta una galería de fotos que recuerda los increínles daños que sufrió la ciudad, que desde el aire parecía «como si un cuchillo la hubiera partido».