OPINIÓN

Por Jorge Berry (*)

m.jorge.berry@gmail.com

Un muy feliz día del amor y la amistad les desea esta columna. Y sí, ya sé que es un invento comercial que solo sirve para vender, pero se puede decir lo mismo de tantas otras fechas que ya están instaladas en nuestro imaginario nacional. Por más que sean un producto de la sociedad de consumo, nadie quiere eliminar el día de las madres, el día del padre, el día del niño o hasta la Navidad, excepto los más aferrados fanáticos. Podrían, eso sí, limpiar un poco la lista de días de Naciones Unidas. La supervivencia de ridiculeces como el día del zurdo, o, aunque usted no lo crea, el día del infiel, o día de la amante, que fue precisamente ayer, 13 de febrero. Bueno, hay hasta día del calvo.

Empiezo con esta reflexión intrascendente, porque tendremos que pasar a asuntos más serios, que sacudieron de manera importante la vida nacional.

Conocí a Carlos Loret de Mola cuando era un chamaco recién egresado del ITAM. Cayó en mis manos su tesis profesional, que fue un estudio de las rutas del narco.

Me pareció brillante, y lo invité a una entrevista en el programa de radio que estaba a mi cargo en Radio Centro. Le hice la entrevista, y me quedó clarísima su vocación periodística. Al despedirnos, le dije, “te espero pronto en Televisa”. En poco tiempo, Carlos se integró a Noticieros Televisa.

Formamos parte, él y yo, de la genealogía de “Primero Noticias”, el matutino informativo de las 6 de la mañana en Canal 2, que fundó Joaquín López-Dóriga. Lo heredé de Joaquín en la campaña de 2000, en la que Vicente Fox ganó la presidencia, y Andrés Manuel López Obrador resultó electo Jefe de Gobierno del entonces Distrito Federal. Desde entonces, comenzó sus mañaneras, pero eso será otra historia.

Carlos asumió, junto con Ana Francisca Vega, la conducción de “Primero Noticias” en 2004, más o menos cuando yo salí de Televisa. Trabajamos juntos muchas veces en sus tiempos de reportero y enviado especial. Con todo esto, les quiero decir que Carlos Loret es un profesional del periodismo.

Precisamente por esas raíces, Carlos comenzó a ser crítico de las propuestas, y luego políticas, del presidente Andrés Manuel López Obrador. La rumorología dice que el presidente pidió su cabeza a Televisa, y la televisora accedió. No estoy seguro de que así haya sido, pero el hecho es que Loret salió del aire de Canal 2, y también fue despedido de Radio Centro, donde tenía un programa. Radio Centro decidió ser tapete del presidente, y contrató a Julio Hernández, apodado “Astillero” y columnista de La Jornada. También contrató a Carmen Aristegui, todos afines al presidente. En poco tiempo, también se deshicieron de Sergio Sarmiento y Lupita Juárez, otros críticos de AMLO.

Loret asumió el informativo vespertino de XEW Radio, que aún conserva. Pero además, fundó “Latinus”, un portal de noticias basado en Estados Unidos, donde junto con Víctor Trujillo “Brozo”, y otros colaboradores, produce un programa semanal que es veneno puro para la administración obradorista.

Por Latinus nos enteramos de las casas de Manuel Bartlett y su riqueza inexplicable. Nos mostró los videos de la corrupción innegable de los hermanos del presidente, nos reveló la ineptitud de la administración de Pemex, y el cochinero que provoca la asignación directa de contratos, y muchas cosas más.

La semana antepasada, Latinus informó a detalle sobre una casa en Houston en la que vivía José Ramón López Beltrán, el hijo mayor del presidente. La enorme y lujosa mansión pertenece al dueño de una empresa contratista de Pemex, para la que su esposa, Carolyn Adams, trabajaba. Mostró también los vehículos Mercedes que posee, y el estilo lujoso de vida que lleva.

Todo esto, mientras en México, su padre, el presidente López Obrador, quien por cierto, vive en un palacio, pregona una vida de austeridad y humildad, pero sobre todo, de honestidad.

El joven López Beltrán, (ni tan joven; tiene 40) es un lángaro. Nunca ha trabajado, y luego de coordinar a Morena en el estado de México, declaró que “no sabía a qué dedicarse; el tiempo lo dirá”. Al poco tiempo de que el presidente tomó posesión, como por arte de magia, sus hijos mayores, encabezados por José Ramón, se convirtieron en empresarios. Montaron una fábrica de chocolates, que no se venden en ningún lado, y una cervecería que elabora cerveza artesanal. Tampoco se vende en ningún lado, pero se ostentan como empresarios.

La esposa de José Ramón, Carolyn Adams, no es tan rica como dicen. Muchos recuerdan su paso por Pemex, y algunas relaciones pasadas.

La revelación de todo esto por Latinus enfureció como nunca al presidente. Arremetió contra Loret en las mañaneras, y exigió que Loret transparentara sus ingresos, sin detenerse a pensar que tendría que transparentar los ingresos de sus hijos primero. Pero, no contento con ello, violó flagrantemente las garantías constitucionales de Carlos Loret, exhibiendo sus ingresos (sigo escéptico de las cifras) con información que solo pudo obtener del SAT. Eso es ilegal.

Es la peor y más clara demostración de autoritarismo en lo que lleva de presidente. En esa mañanera del viernes vimos a un presidente colérico, cegado por la sed de venganza, y completamente fuera de control.

Ya llevamos 5 periodistas asesinados en lo que va del año, y lo que vimos fue una incitación a la violencia.

Andrés Manuel López Obrador intentó distraer de la narrativa de su hijo, primero, exponiendo nuestra relación con España. No le funcionó. Atacar de esa manera a Loret, agudizó lo negativo de las revelaciones y provocó tal indignación, que una cuenta en twitter logró reunir en vivo a más de 60 mil usuarios para solidarizarse con Loret.

Mi grave temor es: ¿Con qué locura tratará de distraer ahora para ocultar la brutal corrupción de su familia y el régimen en general? Tiemblo al pensarlo.

¡Hasta el viernes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con casi 50 años de experiencia profesional.

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