Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

El proyecto para renovar el templo principal de Bucerías no ha sido abandonado por los vecinos, quienes continúan promoviéndolo y gestionando para que los habitantes del centro del pueblo, se percaten de que es necesario contar con un edificio más amable para los turistas nacionales y extranjeros.

Ya desde el año pasado fue presentado por parte del sacerdote que estaba a cargo, pero al darse a conocer la idea se levantó una ola de voces inconformes, aunque la mayoría procedía de personas que no son católicas, sino que pertenecen a otras sectas cristianas que argumentaron que ese edificio está bien, ya que su arquitectura es muy propia de la región.

Para algunos integrantes del comité pro construcción del nuevo templo, católicos militantes, es necesario contar con un templo mejor y que su arquitectura permita disfrutar la tranquilidad y la paz que brinda el pueblo. Esta idea se sigue socializando entre la gente, con la finalidad de que se pueda ofrecer al visitante un espacio digno.

Actualmente el templo dedicado a Nuestra Señora de la Paz está descuidado, con la pintura cayéndose en la parte frontal del edificio y además los jardines también están descuidados y como siempre están las puertas abiertas, muchos vagabundos o alcohólicos lo usan para dormir bajo las bancas o entre las plantas.

La realidad es que Bucerías y la patrona, Nuestra Señora de la Paz, merece tener una casa más digna y el proyecto arquitectónico ya está hecho y falta hablar con empresarios fuertes, que quieran aportar o regresar algo de lo mucho que les ha dado el pueblo de Bucerías, pues aquí han encontrado sitio para sus inversiones.

El templo de Bucerías es visitado por muchos turistas nacionales, principalmente, que acuden a comer a los restaurantes y luego recorren la plaza principal o el mercado de artesanías. Pero el templo carece de atractivo, su arquitectura es muy básica y sus parejas carecen de interés.

Los antiguos vecinos colocaron alrededor en una serie de pilares que lo rodean, una serie de pequeñas esculturas de piedra, que son semejantes a las gárgolas que se pueden encontrar en otros templos del mundo. Sin embargo, por su pequeñez no llaman la atención de la gente y fue más que nada una buena intención de los pobladores.

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