EN LÍNEA

Por Humberto Aguilar

En la euforia federal por los trenes del sureste, me despierta el ánimo para contar como fue el origen de los ferrocarriles en México, allá por los años 1800 en los tiempos de Benito Juárez.

Todo empezó casi con la Guerra de Reforma. La familia Escandón fue la concesionaria de las primeras comunicaciones terrestres, cercanas a la Ciudad de México. Utilizaban diligencias, como las que se vieron en el cine, donde había asaltos porque las comunicaciones eran muy malas.

Don Antonio Escandón, líder de una de las familias adineradas de la capital de México, solicitó a Benito Juárez la concesión para crear los primeros tamos de ferrocarril en el país. Esa concesión la obtuvo a través del gobernador Mariano Riva Palacio, pequeñas rutas que enlazaban a los pueblos cercanos, cuando Don Antonio Escandón empezó la ruta desde Puebla, hacia Veracruz. Pero como no contaba con suficiente dinero, buscó el apoyo de Francia, en plena gestión de esos fondos ocurrió la visita del grupo de mexicanos para traer un emperador, grupo al que se unió Escandón para visitar Habsburgo y pedirle a Francisco José I, hermano mayor de Maximiliano de Habsburgo, un gobernante para el Segundo Imperio Mexicano.

No fue fácil la tarea, en la construcción intervino también dinero de Inglaterra e ingeniería europea para que fuese un ferrocarril en el que participaron ingenieros y trabajadores ingleses, franceses, pero, sobre todo, mexicanos que eran los que desempeñaban el trabajo más duro.

A la Guerra de Reforma le siguió la guerra contra los franceses. Benito Juárez recorrió la legua hasta parar en Ciudad Juárez, en donde se ganaba la vida haciendo puros con otros de sus seguidores. En tanto que, el ferrocarril avanzaba con dinero inglés, francés y finalmente de los Estados Unidos.

Para no interrumpir la construcción, a don Antonio Escandón se le ocurrió ponerle el nombre de Ferrocarril Imperial, en tanto se mataban mexicanos y franceses por todo el país. Ingenieros y topógrafos tropezaron con la enorme Sierra Madre Oriental. Imagínense perforar los cerros hasta lograr nueve túneles y detenerse a orillas del río para construir un puente lo suficientemente fuerte para sostener el transporte. Por lo que, desde Veracruz, se inició construir una ruta para encontrarse con los que iban a ese lugar y estrecharse en un abrazo, ingenieros y trabajadores, al coincidir en un tramo de las vías.

Terminó las guerras, pasó a ocupar la presidencia Porfirio Díaz, quien con la misma euforia de nuestro presidente AMLO, se dio concesiones a los norteamericanos para construir el ferrocarril del Pacífico a Ciudad Juárez. Fueron 30 años de gobierno, tiempo en el que construyó esta segunda vía.

En la actualidad, AMLO esta emocionado con sus ferrocarriles del sureste, que según afirma, estará listo para el año próximo. Tiempo en el cual piensa que la 4T continuará adelante, pero sin él ya en el gobierno.

Así se hicieron los ferrocarriles en México. Los vallartenses que no conocen las rutas, podrían probar con el tren de Guadalajara a Tequila.

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