OPINIÓN

Por Salvador Mateo Martínez (*)

Sin tomar en cuenta muchas de las cifras del reciente informe del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), mencionando solamente los datos que le conviene, el presidente Andrés Manuel López Obrador dice que ya se volvió “presumido” y está muy satisfecho en su interior porque su gobierno, gracias a la entrega de dinero, sobre todo a Adultos Mayores, logró reducir la pobreza y la desigualdad en nuestro país. Pero, la terrible realidad en que viven millones de mexicanos es otra y contradice el optimismo presidencial.

Lo que AMLO y sus seguidores no entienden ni entenderán, es que la pobreza no es solo económica. Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU): la malnutrición, la corta esperanza de vida, la falta de agua potable y de sistema sanitario, la enfermedad, el analfabetismo, la imposibilidad de acceder a la educación, a la cultura, a la atención sanitaria, al crédito o al capital, también son formas de pobreza.

Bajo este contexto, sin ser especialistas es posible percatarse que el efecto de los programas sociales que tanto presume López Obrador, no han resultado ni resultaran tan útiles para mitigar la pobreza, con solo platicar con algunos de los mismos beneficiados de las transferencias monetarias como los Adultos Mayores coinciden en que el dinero de sus pensiones bimensuales del Bienestar de 4 mil 800 pesos es muy poco y todo se va en la compra de alimentos.

Pese que es innegable el lamentable panorama y que motiva justificadamente la indignación y las acertadas críticas entre los sectores progresistas del pueblo de México por el discurso triunfalista del inquilino de Palacio Nacional, es necesario revisar los datos revelados recientemente por el Coneval, pues reflejan claramente que hay incremento de carencias en varios rubros que forman parte de los criterios en la medición de la pobreza. Veamos algunos:

El Instituto de Información Estadística Informática y Geografía de Jalisco (IIEG) dependiente del Inegi, en su ficha informativa publicado el 10 de agosto de 2023 reveló, en lo que se refiere al promedio de las carencias de la población en situación de pobreza en el estado, este valor aumentó de 2.2 por ciento en 2020 a 2.3 por ciento en 2022. Uno de los datos que preocupan, es el aumento en el rezago educativo que pasó de 18.5 por ciento en el 2020 a 20.4 por ciento en el 2022, o sea un millón 737 mil jaliscienses, en edad escolar, no acuden a la escuela por alguna razón.

A nivel nacional, el Coneval revela que el rezago educativo se agudizó al pasar de 19 por ciento en 2018 a 19.4 por ciento en 2022, equivalente a 25.1 millones de personas. Los mexicanos estamos ante uno de los graves problemas del país. Expertos señalan que el rezago educativo en México alimenta la pobreza, la informalidad y la delincuencia ya sea organizada o no. 

En efecto. Según el Coneval, para una persona la condición de carente social puede darse como consecuencia de una o más de las privaciones siguientes: 1. Rezago educativo, 2. Falta de acceso a los servicios de salud. 3. Falta de acceso a la seguridad social. 4. Vivienda de calidad inadecuada o de espacios insuficientes. 5. Indisponibilidad de algún servicio básico en la vivienda y 6. Falta de acceso a la alimentación.

Por lo que, dejando a un lado la necesidad de revisar las otras carencias que también han aumentado considerablemente, el aumento en rezago educativo contradice el discurso triunfalista de AMLO. Lo indignante es que el gobierno lopezobradorista, a cambio de unas monedas, escamotea al pueblo un derecho humano fundamental, el acceso a una educación de calidad como lo establece el artículo tercero de nuestra Constitución.

Acaba de iniciar el Ciclo Escolar 2023-2024 y todavía sigue la polémica que desató el gobernó federal hace algunos meses. Experimentados educadores señalaron oportunamente que la Secretaría de Educación Pública (SEP), sin consultar a los expertos ni respetar el debido proceso como lo marca la ley, impuso a las escuelas del país los programas de la llamada Nueva Escuela Mexicana (NEM) y la familia de nuevos libros de texto, cuyo bajo contenido en importantes áreas del conocimiento sobre todo en matemáticas, traerá consigo mayor desigualdad educativa que se reflejará en un aumento de la pobreza y la desigualdad en México.

No es todo. Ha trascendido ante la opinión pública que todo el Presupuesto de Egresos de la Federación del próximo año (PEF 2024) está orientado de nuevo a comprar votos y dejará fuera nuevamente la infraestructura pública como la construcción y rehabilitación de escuelas. En su quinto informe López Obrador repitió, una y otra vez, que a partir del 2024 la pensión para Adultos Mayores del Bienestar incrementará en un 25 por ciento para que reciban 6,000 pesos. Considero que, a estas alturas, ya a nadie le queda duda que ni con otros 1,200 cada dos meses, los abuelitos podrán salir de la pobreza, pero si servirán para extorsionarlos y hacer que voten por Sheinbaum, la corcholata de Morena.

Como advierte el propio Coneval, la desigualdad educativa también refleja la pobreza y la desigualdad económica. Pero, para lograr que la población mexicana tenga un acceso efectivo a la educación deben existir todas las condiciones necesarias para que las personas vean materializado este derecho. Para tal efecto, es urgente que el pueblo de México no se conforme con dádivas y exija consciente y organizadamente lo que por derecho le corresponde.

El pueblo jalisciense no puede permitir en ninguna circunstancia que siga aumentando como hasta ahora el rezago educativo en la entidad, pues según el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) Jalisco es uno de los estados que más aporta al PIB nacional con un porcentaje por arriba del 7 por ciento, lo que implica que los trabajadores jalisciense  mientras generan buena parte de la riqueza del país, en contraparte sobre todo en colonias populares hay escuelas que llevan 30 años sin recibir mantenimiento, algunas con bardas que se están derrumbando o techos completamente dañados. Todo porque la SEP “no tiene” recursos para infraestructura.

(*) Vocero del Movimiento Antorchista en Jalisco.

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