LA MIRADA INCÓMODA

“En los momentos de crisis, sólo la imaginación es más importante que el conocimiento”: Albert Einstein.

Por Alfredo César Dachary – cesaralfredo552@gmail.com

En estos difíciles años que nos toca vivir, hay varios personajes que vienen de diferentes experiencias, que se han dedicado a plantear visiones o perspectivas del futuro. Demás está decir que las cifras de los grandes problemas mundiales coinciden con muchas predicciones, que a medida que pasa el tiempo oscurecen más el panorama del mundo.

Por un lado, la crisis de nuestro entorno va más allá de la contaminación o degradación de suelos o desertificación; hoy la amenaza es mayor a éstas y debemos enfrentar la pérdida de una gigantesca masa de hielo, que no sólo alterará las temperaturas de las corrientes marinas, sino que elevará el nivel del océano más rápido que lo esperado.

Esto es muy grave, pero los problemas económicos lo son más y conforman una verdadera tormenta perfecta: pérdida de puestos de trabajo, nuevos ofrecimientos para trabajos híbridos y otros orientados a lograr “uberizar” a la sociedad con tanta población marginal, fruto de una sociedad mundial cada día más asimétrica y polarizada.

Uno de los “nuevos predicadores”, que es escuchado por ciertos sectores de la sociedad por ser conocido mundialmente, es Bill Gates, exitoso tecnólogo, y como consecuencia uno de los más ricos del mundo, que cada cierto tiempo nos sorprende con algo como la empresa que creó para construir el Chat GPT, la nueva y hasta ahora más avanzada inteligencia artificial de fácil acceso.

Gate predijo el Covid-19 y tres meses antes que aparecieran los primeros casos de la pandemia organizó con su Fundación y Centro Universitario de Estados Unidos un ejercicio de una pandemia muy similar al Covid-19, con un alto número de afectados y elevado porcentaje de mortandad, que ubicó en Brasil como lugar de salida del Covid-19 que sería una pandemia global.

En este 2023, Bill Gates plantea que “… debemos estar listos a cualquier precio para frenar desastres como ataques terroristas de viruela. ¿Y si un bioterrorista llevase la viruela a 10 o más aeropuertos? Hay epidemias causadas de forma natural y otras provocadas por bioterrorismo que incluso podrían ser peores que las que experimentamos hoy en día…”, argumenta.

Hay que ver si el bioterrorismo es impulsado por minorías, como es el caso de la pobreza global que afecta a más del 60% de la población mundial, en ambos casos es un grupo extremista que plantea mantener el dominio que viene operando sobre gran parte del mundo.

Para Emily Mendenhall, Brandon A Kohrt y varios médicos más, el término “sindemia” se refiere a problemas de salud sinérgicos que afectan la salud de una población en sus contextos sociales y económico.

La coexistencia de cargas sanitarias en las poblaciones en transición, que son pobres, mal alimentadas, sin agua potable, sin luz y mínimos ingresos para comida, en particular en sus aspectos socioeconómicos y contextos culturales específicos, reclama que se elaboren marcos conceptuales para mejorar la comprensión de los factores de riesgo, a fin de implementar programas de prevención e intervención para abordar las co-morbilidades.

De allí que el concepto de “sindemia” desarrollado por antropólogos y médicos, proporciona un marco teórico para prevenir y tratar las co-morbilidades, ya que el término sindémico se refiere a problemas de salud sinérgicos que afectan la salud de una población en sus contextos sociales y económicos.

La malnutrición en todas sus formas, la cual incluye la obesidad, la desnutrición y otros riesgos dietéticos, es la principal causa de pérdida de la salud en el mundo. En un futuro cercano, los desafíos de la salud se verán agravados por el cambio climático. Estas tres pandemias: obesidad, desnutrición y cambio climático representan, de acuerdo a Boyd Swinburn y colaboradores, una sindemia global, que actualmente constituye una de las más graves amenazas para la salud y la sobrevivencia humana.

El trabajo de analizar las sindemias que implican enfermedades crónicas no comunicables para demostrar las complejidades a través de las cuales los factores sociales, psicológicos y biológicos se unen para dar forma a los problemas emergentes y omnipresentes de la salud mundial.

Este término se refiere a la agrupación de dos o más enfermedades dentro de una población que contribuye y resulta de las desigualdades sociales y económicas persistentes, y se centra en casos en los que múltiples problemas de salud interactúan, a menudo biológicamente, entre sí y con el entorno sociocultural, económico y físico.

En la década de 1990, la antropóloga Merrill Singerexploró cómo el abuso de sustancias, la violencia y el SIDA que se agrupan y se afectan mutuamente entre una población pobre de los centros urbanos de los Estados Unidos; ella acuñó el término síndrome de SAVA para describir este proceso.

Pero al reconocer como estos factores que interactúan mutuamente promueven resultados adversos para la salud, el síndrome se extiende más allá de los modelos específicos de enfermedad o multimorbilidad para evaluar cómo las condiciones sociales y económicas fomentan y exacerban los grupos de enfermedades, este concepto proporciona una herramienta para la investigación empírica evaluando como surgen los estados de salud de la multimorbilidad en una población, y qué intervenciones de salud podrían ser más efectivas para mitigarlas.

Se toman como base de los estudios, a la diabetes tipo 2 y se discute como las enfermedades mentales y las enfermedades infecciosas pueden agruparse con las condiciones metabólicas, tanto en los países de ingresos altos como en los bajos ingresos y en los países de ingresos medios.

En la medida que la obesidad y otras enfermedades no transmisibles como la diabetes, la hipertensión y las enfermedades cardíacas se intensifican en estos países, estas condiciones se hacen más prevalentes entre las poblaciones de bajos ingresos, pasando de los países ricos a los más pobres, a pesar de que existen transformaciones mundiales reconocidas en la obesidad, las prácticas alimentarias y los patrones de actividad física, esto no asegura que las intervenciones universales de un tamaño único sean efectivas entre las poblaciones.

Se sostiene que los factores contextuales son importantes, porque las personas experimentan la diabetes de manera diferente en contextos sociales, y esto afecta como la diabetes se vuelve sindémica. Este marco se ejemplifica en la investigación sobre el sufrimiento sindémico que ha empleado el análisis empírico de las experiencias individuales de interacción sindémica para mostrar como los problemas sociales que se agrupan con la diabetes y la depresión difieren a través de distintos contextos.

El estrés relacionado con la migración es central en la salud mental de muchas mujeres migrantes mexicanas con diabetes que tienen familiares indocumentados o que son ellas mismas indocumentadas, y el estrés difiere de las mujeres que residen en las mismas comunidades con diferentes estatus étnico y legal, como puertorriqueños y afroamericanos.

Un enfoque sindémico puede entonces aplicarse para diseñar una atención crónica integrada que pueda ser localmente relevante y más eficaz para mitigar las causas de las condiciones que ocurren en la salud pública y en la medicina. Así, el objetivo es examinar como los enfoques sindémicos previamente limitados a los problemas sociales y a las poblaciones económicamente desfavorecidas de los países en desarrollo podrían ampliarse para que se apliquen a las condiciones en los países con economías en desarrollo.

Triangulamos la investigación de la medicina, la salud pública y la antropología para ilustrar como la pobreza, la depresión y la diabetes se agrupan en las poblaciones de bajos ingresos e iluminamos las diversas facetas de su interacción.

Así traemos esta discusión a los contextos de países de bajos y medianos ingresos y discutimos la comorbilidad de la diabetes con el VIH en Kenia, la tuberculosis en la India y la depresión en Sudáfrica, teniendo en cuenta que los problemas sociales y de salud se agrupan y se exacerban mutuamente de manera desigual a través de diferentes contextos y es una forma indispensable en la que podemos enmarcar, comprender y tratar las enfermedades no transmisibles.

Cuando estalla la pandemia de Covid-19 emerge una interpretación más aparentemente aceptada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la zoonosis, hipótesis que se ha consolidado y ha dado paso a este término, que no es otra cosa que “una enfermedad infecciosa que ha sido transmitida de un animal a humanos”.

El humano está acorralado entre un ecosistema amenazado y que puede tener respuestas muy fuertes para la humanidad, y los humanos como especies diferentes ya que, nos colonizamos, explotamos y afectamos a la gran mayoría de la población, generando el otro extremo del problema la sindemia, la otra cara de zoonosis, en ambas, el más amenazado es la especie humana.

¿Será que Bill Gates disfrazó sus temores dentro de su país donde más de 45 millones de estadounidenses, muchos blancos, viven el ocaso del “sueño americano” entre las drogas y la invisibilidad, frente a la sociedad y a ellos se habrá referido como bioterroristas o a alguien más?

This div height required for enabling the sticky sidebar