Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Hace 40 años, en 1982 Alfredo Jiménez mejor conocido en la Cruz de Huanacaxtle como El Tartín, salió junto con otros tres jóvenes pescadores a la pesca del Tiburón. La  embarcación era la “Tiburón I”, el capitán de apellidos Salguero Rubio, y sus compañeros eran “El Pecoso”, “El Cagado”, José Salguero “El Nalgón”, y él.

El 8 de noviembre salieron a las 11:00 de la mañana de la Cruz de Huanacaxtle con rumbo a Cabo Corrientes donde se había instalado una cimbra con 800 anzuelos de más de un kilómetro de largo, con anzuelos japoneses para la captura de tiburón. Pronto llegaron al punto donde tenían la cimbra, y se disponían a trabajar cuando se percataron que la máquina se les había desbielado.

Habían tirado el ancla, pero la corrientes los arrastró con ancla y con la cimbra y con carnaza y todo todas las corrientes que entran, choca en  vallarta, y se regresa, Y hace un “comeback” y allá choca de nuevo y se regresa y avienta a las embarcaciones mar afuera.

Tartín tenía 17 años cuando sufrió el naufragio junto con sus compañeros, y a sus casi 60 años admira la precisión de su memoria, porque recuerda fechas, nombres, lugares, y detalles de su aventura a pesar de todo en su vida actual.

FUERON ARRASTRADOS

Recuerda que la corriente fue arrastrando la embarcación y todo con ella, y los llevó más allá de las 200 millas náuticas que son aguas territoriales y los siguió por aguas internacionales, y en total los llevó unas 700 millas náuticas, pasaron Islas Socorro, Islas Revillagigedo, (que todavía son mexicanas) estuvieron cerca de las Islas Clarión, y de hecho, dice “perdimos toda noción con la tierra”, ya que veían puro mar y cielo.

Toda la tripulación, se sentía perdida y por la misericordia de Dios, sacaban 15 pescaditos para poder comer y sostenerse y los comían sancochados en un anafre que llevaba la embarcación.  La aventura duró 40 días, y recuerda que cuando ya estaban completamente desnutridos y sin agua, cuando caminaban gateando porque si se paraban miraban burbujas.

Llegó el momento en que él y uno de sus compañeros con el que más jalaba, hablaron y se dispusieron a morir y su compañero le dijo: “compa, yo quiero morir contigo” y ambos bajaron al fondo de la embarcación y se acostaron en la superficie de fibra de vidrio.

PUDIERON RESCATARLOS

En esa situación estaban, cuando de pronto ellos escucharon el zumbido de un motor y con las fuerzas y ánimos que les quedaban, les gritaron al resto de la tripulación que se acercaba un barco. Y entonces comenzaron a quemar cobijas y lo que les quedaba para hacer humo.

Así fue como los rescató el buque Hermes-Z-Tokio y los llevó a San Diego donde los entregó al Cónsul Mexicano, y a través de los medios diplomáticos se gestionó su retorno a México y a la Cruz de Huanacaxtle. Habían pasado tres meses desde que habían salido de su pueblo y ahora regresaban, pero las familias ya habían celebrado el novenario por su desaparición.

Refiere que su mamá le rezó mucho cuando estaba ausente, y ahora él va y le reza a su mamacita y aunque muchos le critican de tener “mamitis”, el responde que ella le rezó mucho, cuando naufragó y el ahora, le reza a su mamá.  como veintitantas veces, porque gracias a esos rezos estoy aquí.

En la Cruz de Huanacaxtle muchos no le creían su historia, pero él no se desanima y la sigue contando, y se considera con el verdadero récord de naufragio a nivel mundial. En su momento diversos medios periodísticos nacionales publicaron la aventura de los pescadores de la Cruz.

El ahora se burla de los presuntos “pescadores” de San Blas, que supuestamente duraron 9 meses en alta mar sin alimentos ni agua y considera que eso es imposible. Y lo afirma con la seriedad y la seguridad de quien vivió uno de los naufragios más largos de la historia.

This div height required for enabling the sticky sidebar