LA MIRADA INCÓMODA

Vivimos en una sociedad profundamente dependiente de la ciencia y la tecnología y en la que nadie sabe nada de estos temas. Ello constituye una fórmula segura para el desastre”: Carl Sagan.

Por Alfredo César Dachary – cesaralfredo552@gmail.com

El problema que hoy debemos enfrentar es el de entender cómo nos beneficiamos con las nuevas tecnologías, ya que los propietarios de las grandes corporaciones no tienen esa duda, y los resultados son convincentes, al extremo que han combinado la rapidez de las transformaciones de la sociedad con la reducción del tiempo en que levantan las mega fortunas, que desplazan a las tradicionales de la era industrial.

Por ello, una frase muy simple pero profundamente compleja planteó Bill Gates y dice así: “El ordenador nació para resolver problemas que antes no existían…”, en esta reflexión está la pregunta de fondo ¿cómo se ha ido dando la transformación, se planeó, se creó porque ya la necesidad de controlar la sociedad estaba rebasada o la burbuja tecnológica del 2000 fue un motivo para reformular metas, estrategias y planes para lograr instaurar a la sociedad digital, que emerge en la tercera década del siglo XXI?

Desde la primera gran máquina humana, que describió con maestría Mumford y hoy sus resultados desde las pirámides del actual Egipto a las posteriores del continente americano, a la actualidad, la inteligencia artificial emergente, el hombre ha construido su futuro asimétrico, pero hasta ahora irreversible, porque las transformaciones se han integrado a la sociedad como verdades indiscutibles, lo cual tiene en común con la gran creación del hombre: la religión.

El término tecnología se ha extendido en las últimas dos décadas y abarca todas las esferas de la vida donde se valora positivamente la racionalidad, y ésta no consiste en máquinas u otros aparatos, sino planos, programas, prácticas operativas, modelos de organización, procedimientos de decisión, fórmulas de solución a problemas complejos.

De allí que las tecnologías de punta han producido cambios importantes en cuatro grandes áreas, que son: primero, la automatización y transformación de los procesos productivos. Segundo, la informática y las tecnologías aplicadas a los procesos de decisión y almacenamiento de la información, de los ordenadores a la nube.

Tercero, la comunicación masiva, las telecomunicaciones y los transportes, cambios en el tiempo y el espacio cuya lógica median las relaciones sociales y cuarto, la biotecnología, la genética y la farmacología, cuyo objeto es el humano, son los que han generado grandes transformaciones en la hoy denominada ciencia de la vida.

También tenemos las video culturas, que aluden a cierto repertorio de objetos, que tienen en común la presencia de una pantalla, y que se integran a la vida social transformándola. Baudrillard sostiene que se da una metamorfosis de los individuos que terminan siendo terminales de una red; el video sustituye la presencia real, hace superflua su presencia.

Marc Auge habla de una crisis de “alteridad” a causa de un exceso de imágenes, que pondría a las personas en contacto con los confines del globo, con el de afuera de la frontera del “nosotros”. Pero la pantalla predispone a confundir las diferencias, ya que la televisión y el cine son parte de la cultura del espectáculo, a diferencia de la exhibición de la informática permite trabajar sobre la pantalla y producir gráficas, textos y, en general, transformar el contenido.

Las diferencias entre video-cultura y las nuevas tecnologías es que ésta trata de los datos digitalizados y se puede trabajar sobre ellos y la video-cultura no designa un proceso nuevo solo la exacerbación de una tendencia. En la video-cultura, los juegos y la televisión operado por los jóvenes son censurados, mientras que la informática adquiere una impensada legitimidad, asume el papel de verdad indiscutible.

Hay otro análisis posible de gran fecundidad, la importancia de la video-cultura, a la que se refiere sin poder aprenderla con firmeza. Para Sergio Caletti: “la distinción analítica entre símbolo e índice es más fértil y suele formularse como la antinomia: palabra/imagen”, que es la diferencia entre el régimen de lo simbólico y lo “inicial” y no icónico como tradicionalmente se asocia a la imagen.

La idea de tecnología aparenta haber dado un salto cualitativo, al exceder largamente su aspecto instrumental, para constituirse como escenario, como matriz de relaciones humanas y como línea permeable que divide y pone en contacto lo real y lo virtual, lo cercano y lo lejano, así la tecnología parece trasmutar la definición misma de la existencia humana.

El conjunto de áreas de la vida que afectan estas tecnologías revela su magnitud, que involucra gran parte de la experiencia humana: el conocimiento y el modo de aprender la realidad, la representación del mundo.

Por ello, cuando toda la vida social se ve modificada por el complejo científico-tecnológico, no es posible pensar que se trate de una serie de inventos surgidos casi por azar, que se funden en causas eficientes de los cambios de la historia.

Mumford en “La historia de la técnica” sostiene que ésta no puede estudiarse separada de los múltiples factores culturales que preparan su advenimiento.

Mumford, pionero en estos estudios, divide a la historia de la técnica en tres etapas, siendo la primera la enotécnica, donde se encontraría el origen de la actual máquina, en este período tuvieron origen la mayor parte de los descubrimientos e invenciones que sirvieron para el desarrollo mecánico, pero aclara que, a pesar de estos avances, durante este período la desavenencia entre la mecanización y la humanización aparece, pero sus consecuencias no son aún visibles.

La segunda es la paleo técnica, se consolidan y se sistematizan los grandes avances que se habían realizado, y este período tuvo lugar primero en Inglaterra en donde comenzó la revolución industrial que transformó nuestra manera de pensar, nuestra manera de vivir y nuestros medios de producción. El carbón es la nueva fuente de energía que sustituye las antiguas fuentes irregulares haciendo que la industria dependiese de la mina. De este modo, se emplea un material más resistente, el hierro. Así con el empleo de fuentes de energía y materiales más duraderos se pudo lograr grandes triunfos mecánicos, entre ellos, la locomotora y el barco.

La tercera fase es la que denomina la neo técnica que representa un tercer desarrollo determinado en la máquina durante los últimos mil años, la fusión entre la ciencia y la técnica, es una verdadera mutación que difiere de la fase paleo técnica casi como el blanco se diferencia del negro.

En esta fase, los conceptos, las anticipaciones, las visiones imperiosas de Roger Bacon y los primeros rápidos apuntes del siglo XV se convertían ahora en proyectos de trabajo: las primeras conjeturas se reforzaron ahora con una técnica de verificación; las primeras máquinas toscas se llevaron al fin a la perfección con la exquisita nueva tecnología mecánica de la edad nueva, que dio a los motores y a las turbinas propiedades que sólo un siglo antes hubiera pertenecido al reloj, la primera gran máquina transformadora de la sociedad.

Pero el tema de fondo sigue siendo ¿qué es lo que produce cambios en la sociedad? y no es el advenimiento de la técnica, puesto que ella misma es su creación. En el siglo pasado Castoriadis, planteaba que el lenguaje, las costumbres, las normas y la técnica, no pueden ser explicadas por factores externos a las colectividades humanas.

Así se introduce al planteamiento de la significación de la tecnología y la transformación de su significación en la historia. ¿Cómo pensar la historia como el emerger de lo nuevo, ni como repetición cíclica ni cómo evolución?

Para este autor, la historia y sociedad son una misma cuestión, un nivel propio, específico, irreductible a otros niveles, la historia es creación, el tiempo es creación, es emergencia de otro, lo distinto, la alteridad, alteración de figuras, formas y objeto.

La sociedad se instituye como modo y tipo de coexistencia, cada sociedad histórica instituye un modo y tipo de coexistencia particular, y la psique humana y la sociedad constituyen dos polos que se articulan, a partir de las nociones de imaginación e institución.

La imaginación radical de los seres debe ser domesticada, canalizada a través de la socialización,  en el curso del cual absorbe la institución de la sociedad y sus significaciones, las interiorizan, aprenden el lenguaje y la categorización de las cosas, lo que es justo o injusto, lo que se puede hacer o no, lo que hay que adorar y lo que hay que odiar, y cuando esta socialización opera, la imaginación radical se encuentra ahogada en sus manifestaciones más importantes y su expresión adquiere un carácter de repetición y conformidad.

La sociedad en su conjunto es heterónoma, o sea, que vive según reglas que le son impuestas, y ésta instituye al mundo como su mundo, proporciona una forma al caos. Una vez creada estas significaciones, imaginarias sociales, se cristalizan y solidifican construyendo lo que Castoriadis señala, la reproducción y repetición de las mismas formas que de ahora en más regulan la vida de los hombres. A esto lo llama el imaginario social instituido, esto asegura la continuación de la sociedad y permanecen allí hasta que un cambio histórico lento o una nueva creación masiva venga a modificarlas o a remplazarlas radicalmente por otra forma.

La época actual se caracteriza por la aceleración de la invención tecnológica, en ausencia de creaciones importantes en el arte, la ciencia y la filosofía, gran parte ellos digeridos por el mundo productivo como lo plantea Lipovestky en “La Estetización del mundo”, la época del capitalismo artístico.

Las significaciones imaginarias sociales no son lo que los individuos representan, ni lo que piensan, sino que son aquello por medio del cual, y a partir de ellos, los individuos son formados como individuos sociales, con capacidad para participar en el hacer y en el representar/decir social, que puede representar, actuar y pensar de manera compatible y coherente, convergente incluso cuando sea conflictual.

El lenguaje ejerce el poder de creación sobre el código y cuando deja de ejercerlo, deja de existir como lengua, se convierte en lengua muerta. La modernidad de Europa occidental se edificó en torno al imaginario del dominio racional, que se materializó en sus instituciones: el capitalismo.

Para Castoriadis, el ciclo creativo se agotó hacia 1950: el arte, la ciencia y la política, donde hace evidente el retroceso de la autonomía social y la política, y el seudo dominio racional, impuso su proyecto y reconfiguró el ámbito de la ciencia: ésta devino en tecno ciencia.

Así en la sociedad contemporánea, el desarrollo tecnológico “progreso”, con una racionalidad que es ciega no ve las grandes asimetrías, el daño ambiental, la desaparición de pueblos y lenguas, lo único positivo es el progreso. En la ciencia, al ahuyentar el interrogante sobre la verdad y los fines de su actividad, se aleja de lo deseable y se llega a lo factible: el tecno pragmatismo, que se apodera de las esferas sociales y que ésta comience por la producción no es al azar, ya que es a través de la producción de los cambios de la técnica lo que permite en primer lugar una “racionalización dominadora”.

This div height required for enabling the sticky sidebar