EDITORIAL

Desde la semana pasada, la industria turística de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit comenzó a resentir una natural baja en la llegada de turismo nacional y extranjero, especialmente del mercado doméstico debido al regreso a clases en México.

Las previsiones son de que los meses de septiembre y octubre serán bastante regulares en el arribo de vacacionistas, tal y como ha sido tradicionalmente en esta región del Pacífico mexicano desde hace muchos años, particularmente en los años previos a la pandemia del coronavirus de 2020.

Varios sectores ya se han pronunciado al respecto en esta región: hoteleros, restauranteros, comerciantes grandes y pequeños y agentes de viajes han coincidido en señalar que el regreso a la normalidad comenzaría a pasar factura a la industria turística a partir de este mes de septiembre.

Y es que si bien el año pasado fue atípico, con excelentes niveles de ocupación hotelera y la llegada de turismo extranjero, para este año las condiciones han cambiado debido a la apertura de más destinos turísticos internacionales que vuelven a ser atractivos para los turistas, no solo para los viajeros extranjeros sino también para los mexicanos con alto poder económico.

En el caso de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit la pregunta es si las empresas de todos los giros turísticos y no turísticos están preparadas para afrontar las consecuencias de la temporada baja que regresa a esta región del occidente del país y, en general, a prácticamente todos los centros vacacionales de playa de México.

Hasta donde sabemos, por el momento se han mantenido intactas las fuentes de empleo en hoteles y restaurantes, por lo menos no ha habido grandes recortes de personal en los negocios como para encender los focos de alarma, aunque la duda es si estas empresas podrán soportar la baja de turismo sin tocar la nómina para generar ahorros, tal y como se hacía hasta antes de la pandemia del coronavirus.

De acuerdo con los números dados a conocer la semana pasada por las respectivas asociaciones de hoteles y moteles de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas, durante la temporada de verano los niveles de ocupación alcanzaron un 80 por ciento entre semana, con “picos” del 95 por ciento los fines de semana; sin embargo, la semana pasada, ya con el regreso a clases, los índices cayeron al 35 y 30 por ciento, tal y como sucedía en años pasados.

Las previsiones del Fideicomiso público para la promoción y publicidad turística de Puerto Vallarta son de comenzar a levantar la nave a partir de la segunda quincena del mes de noviembre, con la apertura de nuevos vuelos procedentes de los Estados Unidos y Canadá y la consecuente reactivación del mercado internacional de ambos países.

Por ahora, la pregunta que nos seguimos haciendo en esta región del país sigue siendo si estamos preparados para enfrentar la temporada baja de septiembre y octubre, si hay algún plan de acción o estrategia para superar la caída en el flujo del turismo, si acaso hay un “guardadito” para superar estas “vacas flacas” que tenemos encima. Debemos saber si supimos administrar la riqueza para enfrentar la eventual pobreza de dos meses que han sido difíciles desde hace muchos años.

Ante este panorama, hoy más que nunca resurge la polémica en torno a la falta de promoción institucional por parte del gobierno federal y su desinterés por hacer equipo con las marcas turísticas de los diferentes destinos del país, en donde desde hace casi cinco años han tenido que “rascarse con sus propias uñas” para promoverse dentro y fuera del país, precisamente para acercarse turismo en las temporadas bajas.

No queda, pues, más que esperar los resultados de esta temporada baja, afrontarla y aprender la lección. Es urgente volver a generar condiciones promocionales y publicitarias que permitan garantizar la llegada de mayores flujos de turismo, tal y como sucedió a partir de 2013 con la puesta en marcha de la campaña de promoción conjunta entre Puerto Vallarta y Riviera Nayarit que, con el paso de los años, comenzó a levantar la ocupación hasta niveles superiores del 50 por ciento en septiembre y octubre. Ese es el mejor ejemplo de que sí se puede y en ello tendremos que trabajar todos juntos.

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