Eugenio Ortíz Carreño
Puerto Vallarta

A partir del 15 de marzo pasado se inició de manera abrupta un éxodo de chiapanecos, hacia sus lugares de origen; se estima que son miles los que han salido, en grupos, todos los días los, para quienes tienen para pagar el transporte, pues se regresan para no continuar generando gastos en una tierra que no es la de ellos.

Librado Consuedra, transportista que realiza semanalmente viajes a Tuxtla Gutiérrez, desde el pueblo de Jarretaderas, lamenta que el principal problema es que a los trabajadores no se les respetan sus derechos laborales. Esa es la principal queja que recibe, porque le piden ayuda y a muchos les concede un descuento en el costo del pasaje.

Durante la semana pasada, estimó, salió mucha gente hacia sus pueblos de origen, y de hecho empezaron a salir desde el 15 de marzo, en cuanto dijeron que los niños no tendrían clases, pero luego vino el despido masivo en los hoteles y construcciones, y de inmediato muchos más regresaron como pudieron.

Al cerrar los hoteles Riu fueron cientos los que se quedaron sin trabajo y la queja constante es que no les respetaron sus derechos, no les dieron finiquito, ni les pagaron nada, con el argumento de que “no es un despido” y que “sólo se trata de una suspensión para tomar medidas precautorias para evitar la contaminación del COVID-19”.

El hecho es que no les están pagando nada, y ese es el problema por el que está pasando mucha gente, que vive al día y de repente les dicen que ya no hay trabajo, no saben qué hacer, si por lo menos les respetarán el derecho laboral, muchos saben que que las empresas debieran pagar el salario mínimo mientras el trabajador no esté laborando, pero no saben cómo reclamar su derecho.

En Vidanta, por ejemplo, sólo hay una torre que está en obra, todas las demás están cerradas; a sus trabajadores los mandaron a descansar y les han ofrecido el apoyo de una despensa cada 15 días.

Pero la mayoría tienen que pagar renta y deben comer, al ver detenida su fuente de ingresos, mejor se fueron de la región. Librado Consuedra agrega que puede asegurar que se han ido entre 4 mil 500 y 5 mil personas en estos días.

Señala también que las personas que no tienen dinero aquí, hablan a Chiapas, para que sus familias les manden dinero para los viáticos. El transportista marca el contraste de cómo eran los viajes antes de la emergencia sanitaria, cuando “se iban de vacaciones, pero era una cara de felicidad, porque van a su pueblo pero es un viaje que fue planeado, es un viaje en el que van a estar con la familia ocho o 15 días, pero ahora la gente se va con una mezcla de sentimientos, se van pero muchos tuvieron que pedir dinero, y saben que van a regresar a sus pueblos, pero allá tampoco hay trabajo.

Librado también recuerda con tristeza lo que le dijo un chiapaneco que salió recientemente de regreso a su estado en el sur de la República: “viera que mal me siento, tengo un hijo y en lugar de llevarle algo o dinero, le tuve que pedir a mi familia para poder regresar… y voy a llegar y me van a revisar la maleta para ver si les llevé algo y qué les voy a decir, ellos no entienden que es una pandemia, que es un COVID-19…”

Se sabe que han anunciando que las personas quienes requieren apoyos pueden acudir a las delegaciones por un bono de ayuda, que consta de 400 pesos para una despensa, sin embargo, lo que muchos buscan es que se les respeten sus derechos laborales de antigüedad, para recibir finiquitos.

Esto último es muy difícil que suceda, o por lo menos, muchos trabajadores ahora sin ocupación han denunciado no tener dinero para sobrevivir más allá de 15 días.

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