OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

Hay un dato muy claro que los seguidores del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, omiten en sus airadas protestas contra la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), por haber invalidado el “plan B,” que modificaría sustancialmente la capacidad del INE de celebrar unas elecciones eficientes en 2024. Algunos lo saben, los más lo ignoran. Pero el fallo de la Corte ni siquiera aborda el fondo de la legislación, que, por cierto, también tiene su dosis de inconstitucionalidades.

Si el presidente busca un chivo expiatorio para culparlo por lo sucedido, no tiene más que buscar en las filas de sus congresistas. La Corte invalidó la legislación porque, muy al estilo Morena, y sabiendo que tendrían un intenso debate, y que podrían no librar la cantidad de votos necesaria en el Senado, estos legisladores decidieron brincarse las trancas y pegar un albazo, pasando la ley sin lectura ni discusión.

Tanto el Senado como la “H” Cámara de Diputados tienen, desde su  creación, reglamentos internos establecidos, que se han ido modificando al través de los años. Una de las funciones de la SCJN es ser la responsable de que esos reglamentos se cumplan. Los legisladores lo saben. Y aun así, pasaron el proyecto. Tal vez, los morenos esperaban que la Corte se doblara ante presiones políticas y hasta amenazas violentas contra los ministros (hubo más de una semana de un plantón frente a la corte encabezado por un porro identificado con el grupo de choque del impresentable Martí Batres), además de los ataques diarios desde el púlpito de la mañanera.

Ni siquiera el ministro Arturo Saldívar, usualmente un tapete de AMLO, pudo votar a favor del proyecto. Ningún estudiante de derecho de 1er año lo habría podido justificar. Los dos únicos a favor del proyecto fueron de los dos floreros que ahí mantiene López Obrador, las esposas de sus cuates, la plagiaria Yasmín Esquivel y Loretta Ortiz.

Este bombazo al corazón del barco obradorista sigue, y seguirá produciendo consecuencias. Primero, la increíble machincuepa política que se ejecutó el senador Ricardo Monreal, presidente del Senado. Monreal, contra los deseos del presidente, sostuvo que su voto fue en contra de los proyectos porque los consideraba inconstitucionales. Al día siguiente de la decisión de la Corte, proclamó su inquebrantable lealtad a López Obrador y cerró (aparentemente) sus aspiraciones políticas futuras. Otros dicen que la reconciliación trajo el compromiso de olvidarse de la presidencia, por parte de Monreal, a cambio de la candidatura de Morena a la Jefatura de Gobierno de CDMX. Pero fue tal el brinco, que Monreal ya amenazó a los ministros de la SCJN con juicio político. Eso es imposible, porque no tiene los votos.

El presidente, en otro mayúsculo berrinche mañanero, anunció que viene entonces el plan “C”, que consiste en obtener una victoria tan arrolladora en la elección nacional de 2024, que le permitirá tener mayoría calificada en ambas cámaras. Dice que el 1 de septiembre de 2024, cuando se instale, el nuevo congreso enviará una iniciativa para reformar el poder judicial, de manera que los ministros sean electos, y no nombrados. Esto un absurdo.

Pero además, esto del plan “C” es un aviso muy mal disimulado, de que recurrirán a cualquier cosa para ganar las elecciones. Más tarde, lo confirmó la corcholata 2, Adán Augusto López, quien cobra como secretario de Gobernación, pero que anda igual de metido en la campaña que todos los demás. Las marrullerías, las conocen y las dominan, gracias a su vasto ejército de expriistas dispuestos seguir viviendo del presupuesto.

Con la decisión de la Corte sobre el plan “B”, la estructura operativa y administrativa del INE seguirá funcionando, y aunque ya hay varios morenistas incrustados como consejeros, no podrán alterar la operación electoral a nivel casillas. Y es aquí donde el INE nos volverá a necesitar a todos. Esa marea rosa que masivamente salió en defensa del INE, tendrá que hacerlo de nuevo. Votando, por supuesto. Pero también formando parte del voluntariado que determina a los funcionarios de casilla, y sobre todo, a la vigilancia de las mismas.

Morena tiene a su servicio a los “siervos de la nación”, y ya sabemos cómo se las gastan esos sujetos. La oposición, y me refiero a todos, PAN, PRI, PRD y MC, tienen que organizarse desde ya para tener cubiertas, con sus representantes, al total de casillas a nivel nacional. Nosotros, la prensa, también tenemos que hacer nuestra parte. Cualquier asomo de irregularidad debe ser exhibida y denunciada de inmediato. Será un día largo, pero el más importante en la historia moderna de México, para poder preservar un país libre y democrático, donde puedan crecer nuestros hijos y nietos en paz.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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