OPINIÓN

Por Guadalupe Valle Chávez (*)

Son reconocidos en el mundo entero como parte de los derechos humanos, contar con una vivienda digna, agua potable y drenaje sanitario, en nuestro país el artículo cuarto de la Constitución Política Mexicana reconoce tales derechos; sin embargo, vemos que en los hechos son letra muerta en nuestra Carta Magna, esas carencias no han sido resueltas para todos los mexicanos.  Falta vivienda, agua potable y drenaje en las colonias populares y en las comunidades marginadas, la falta de estos servicios básicos son indicadores de la pobreza y la falta de bienestar en la población, contrario a lo que presume el gobierno de la 4T.

De acuerdo con datos proporcionados por el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI) de las 35.2 millones de viviendas que hay en México 8.1 millones (23.1%) no cuentan con agua entubada al interior de los domicilios y en las poblaciones rurales sólo el 43.2 % cuenta con este servicio. En relación con el saneamiento, es decir con el servicio de drenaje sanitario el 78.2% de las viviendas tienen servicio de drenaje conectado a la red pública y 17.1% cuenta con fosa séptica. Lo que se contrapone a la meta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de lograr el acceso equitativo de este servicio para 2030.

Las cifras parecen aumentar en vez de reducirse, y al ser el agua potable y el saneamiento dos condiciones fundamentales para la supervivencia del ser humano han surgido en el mundo entero la necesidad de reconocer en el ámbito de los derechos humanos el acceso a estos servicios. Así pues, la Dra. María Neira, Directora del Departamento de Salud Pública y Determinantes Ambientales y Sociales de la Salud de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que “Si los países no redoblan sus esfuerzos en materia de saneamiento, agua potable e higiene, seguiremos viviendo con enfermedades que deberían haber sido consignadas hace mucho tiempo a los libros de historia: enfermedades como la diarrea, el cólera, la fiebre tifoidea, la hepatitis A y las enfermedades tropicales desatendidas, como el tracoma, los parásitos intestinales y la esquistosomiasis. Invertir en agua, saneamiento e higiene es rentable y bueno para la sociedad de muchas maneras. Es la base esencial de una buena salud”.

En realidad el agua potable y el saneamiento han sido relegados como derechos humanos, se han sujetado a las leyes del mercado y se ha privilegiado los intereses económicos del gran capital, quienes se han visto beneficiados por encima de las necesidades de las colonias populares y las colonias marginadas, en el sur de Jalisco por ejemplo son las grandes empresas del aguacate y los invernaderos dedicados al cultivo de frutos como la zarzamora, la uva, los arándanos y las hortalizas los que acaparan el agua, han abierto pozos en forma indiscriminada, han talado en forma indiscriminada los bosques y en esos lugares han sembrado aguacate, miles de hectáreas han sido dedicadas a ese cultivo, propiciando el cambio del entorno climático.

En el país entero las necesidades del agua potable y el saneamiento, han sido relegadas y lo que se pone a la orden del día es el negocio del agua.

Las consecuencias de la falta de agua potable y el saneamiento son devastadoras, se contaminan las aguas, se generan focos de infección, se incrementan las enfermedades, especialmente entre los niños menores de cinco años.

No existe un plan de gobierno que ataque el problema de la falta de agua y saneamiento en las comunidades marginadas ni en las colonias populares, se ha dejado que los pueblos y colonias resuelvan con sus limitados recursos, en el mejor de los casos las necesidades se incluyen en los programas de los gobiernos municipales pero con la participación del beneficiario en un alto porcentaje, degenerando en el abandono de la solución de estos graves problemas de la ciudadanía o en el abuso y corrupción de autoridades, dejando que al final sea el ciudadano el que resuelva o permanezca con la falta de los servicios.

La única opción para este grave problema es la organización y la lucha del pueblo organizado, de otra manera la falta de estos vitales servicios seguirá siendo el pan nuestro de cada día con sus terribles consecuencias en la salud de los mexicanos, en especial de los niños.

(*) Dirigente del Movimiento Antorchista en el Sur de Jalisco.

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