EDITORIAL

El año que está por concluir ha sido de grandes contrastes en la industria turística, no solo de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit, sino en prácticamente todos los destinos de playa del país.

Por un lado, ha sido un año de constante recuperación, crecimiento y consolidación de lo logrado por el sector turístico, especialmente tras la pandemia del coronavirus, que tanto daño causó en todos los sectores productivos y en la población en general. Por el otro, es de lamentarse que sectores como el restaurantero y comercial no se beneficien en la misma medida de la llegada de turismo nacional y extranjero en esta y otras regiones de México.

Sin embargo, lo peor de este año ha sido atestiguar de la devastación que el huracán “Otis” provocó en el estado de Guerrero, particularmente en el puerto de Acapulco, en donde la industria turística y toda su cadena de valor están en la lona. Inevitablemente, a toda acción hay una reacción y está ya comenzó a dejarse sentir.

Esta semana, las autoridades de Turismo y el sector hotelero de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit confirmaron una noticia que ya se esperaba en esta zona y en otros destinos de playa del país.

Y es que tras el colapso de Acapulco agentes de viajes, tour operadores, aerolíneas, organizadores de congresos, convenciones, reuniones de incentivos y bodas, por citar algunos, comenzaron a desviar al turismo, grupos y eventos que ya tenían contratados para el puerto guerrerense en este cierre de año y durante 2024.

El turismo comenzó a ser enviado a otros centros vacacionales del país, entre ellos Puerto Vallarta y Riviera Nayarit, así como Cancún, Riviera Maya y Los Cabos, entre muchos otros destinos de playa que terminarán por beneficiarse de la desgracia de Acapulco. Por supuesto que todos estos destinos y muchos más no tienen la culpa, aunque es triste reconocer que así es.

La dura realidad es que viajeros, grupos, convenciones y bodas en la playa que tenían como destino el puerto de Acapulco, están buscando otros lugares para vacacionar, incluyendo Puerto Vallarta y Riviera Nayarit.

Aunque duela reconocerlo, el presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de Bahía de Banderas, Jesús Carmona Jiménez, confirmó esta semana las agencias de viajes que tenían planes en Acapulco “están buscando y están tocando puertas del lado de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit. Y no nada más son las agencias y hoteles las que están mandando gente, sino también ya está llegando mano de obra de gente que está viniendo a trabajar, poca, pero ha llegado algo”.

Sobre el desvío del flujo turístico de Acapulco a otros destinos, Carmona fue claro y dijo que era lógico que las agencias y hoteles buscaran en dónde acomodar a sus viajeros en el cierre del año y para 2024.

“Los van a acomodar, ya sea aquí o en Zihuatanejo, Huatulco e incluso Cancún, pero era obvio que íbamos a tomar parte de ese mercado y con más razón si se considera que algunos hoteles en Acapulco van a estar cerrados hasta por dos años”.

La versión fue confirmada por el director del Fideicomiso Público para la Promoción y Publicidad Turística de Puerto Vallarta, Luis Villaseñor Nolasco, quien confirmó a Vallarta Opina que la derivación de turismo que tenía como meta viajar a Acapulco, permitirá al sector hotelero de la región de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit incrementar sus expectativas de ocupación al cierre de este año.

Es de lamentarse que la desgracia de uno sea la felicidad del otro, pero así están las cosas y la industria turística debe asumirlo con responsabilidad, sabedores de que se trata de una desafortunada eventualidad que durará el tiempo que tarde en reactivarse el puerto de Acapulco.

Desde ahora se advierte que el aeropuerto internacional de esta región también podría registrar un incremento en el número de asientos de avión de las diferentes líneas aéreas que volaban a Acapulco y que ahora tendrán que decidir a dónde irán.

Si bien las expectativas en la terminal aérea local eran de cerrar este año con 6 millones de pasajeros, sin duda éstas se elevarán en el cierre del año en beneficio de cientos de prestadores de servicios turísticos que viven de la actividad.

Es por estas y otras razones más que hay buenas y malas noticias en la industria turística del país, especialmente de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit que vivirán días de bonanza que, no está por demás decirlo, habrá que administrar para cuando se aproximen las vacas flacas.

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