By Por Santini Bracho/Puerto Vallarta
El padre Arturo Arana López presentó al reconocido escultor Carlos Terrés, quien elaboró la corona de la iglesia de Nuestra Señora de Guadalupe (“The Crown of our lady of Guadalupe”), dentro de la semana cultural para la historia de la comunidad vallartense.
El padre recordó que la corona había sido destruida al derrumbarse a raíz del terremoto de Colima de 1995 y que, por supuesto, se sintió en Puerto Vallarta un lunes 9 de octubre, sismo que alcanzó una magnitud de 8.0 grados en la escala de Richter y provocó un tsunami a lo largo de la costa de los estados de Jalisco y Colima.
El escultor Carlos Terrés inició los trabajos escultóricos el 12 de noviembre del 2007.
En entrevista con Vallarta Opina el escultor compartió algunos detalles que contiene el libro presentado, en donde relata cómo fue la reestructuración de la corona y pormenores de la historia.
“La escultura de la corona de Nuestra Señora de Guadalupe, es una monumental obra de arte que representa a Nuestra Señora de Guadalupe, que como el fuego nuevo esparce su luz y calor a toda la comarca vallartense y es, además, una oración constante, un legado de fe y espiritualidad, un momento de reflexión y alegría cultural para que los visitantes que observen la corona y para todos es un ícono de identidad y un símbolo de orgullo del terruño, es una petición de compartir estos sentimientos que, humildemente, expresé y convirtiéndome en un ‘nimitztlitani’, que representa al igual que al indio Juan Diego, a un simple y sencillo mensajero del amor guadalupano”.
Es así que después de 60 meses de arduo trabajo, el 12 de octubre del 2009 la nueva corona fue bendecida por el obispo de Tepic en aquel tiempo, Ricardo Wati Urquidi.
GRANDES SIGNIFICADOS
Carlos Terrés habló en detalle de cómo fue su elaboración, “la técnica con la que se elaboró yo la denomine como ‘terroca, roca de Terrés’, que es una roca aglomerada caliza y mármorea, elaborada bajo la técnica que yo he trabajado, conformada por carbonato de cálcico, al igual que la composición química del mármol, con un proceso de cristalización a base de sílice, proporcionándole una gran dureza cementada y emulsionar con resinas poliéster, entre otros componentes químicos”.
La escultura que corona la torre de la parroquia de Guadalupe es el ícono simbólico de Puerto Vallarta, que antes se llamara “Las Peñas de Santa María de Guadalupe”, que era el nombre de la ciudad antes de 1918, y la corona se llamaría “Tecuntlanopeuh” (tecuatlanupe) que en náhuatl significa: “La que tuvo origen en la cumbre de las peñas”, con una medida monumental de 10 metros de diámetro y 15.5 metros de altura y elaborada en “terroca”, esta roca cementada integrada principalmente por silicatos enriquecidos con zeolita.
Los joyeros tendrían cristales simbólicos que representarán las 24 horas del día y toda la escultura es de relevancia religiosa y numerología.
Los 8 ángeles cargadores del cielo, con símbolos marianos en el pecho, sostienen la corona en lo alto, representando las 8 puntas de su estrella simbólica; además, 5 frondas de palma simbolizan los misterios gozosos del Rosario Mariano y 5 frondas de palma pequeña que representan 5 fechas históricas, hasta rematar en lo alto con un mundo de cristal y una cruz luminosa, que se puede observar desde cualquier lugar de la ciudad.
El padre Esteban Salazar González, quien fuera el párroco en ese tiempo, le solicitó a Carlos Terrés la elaboración y reestructuración de la corona.
Este libro contiene la historia de la corona y estará disponible para su compra en las oficinas de la iglesia de Guadalupe. Lo recabado será para una noble causa.
