OPINIÓN

Por Marc Murphy (*) – Marc@MexicoPacificLifestyle.com

¡Hola a todos!

Con sorpresa, nos enteramos el pasado fin de semana acerca de la clausura por parte del gobierno municipal de las obras de ampliación del aeropuerto internacional “Lic. Gustavo Díaz Ordaz”. La noticia trascendió en algunos medios locales y, al menos a mí, me impactó.

La construcción fue clausurada por la Dirección de Desarrollo Urbano y Medio Ambiente del Ayuntamiento de Puerto Vallarta, debido nada más y nada menos a que el proyecto está incompleto y, según su versión, falta la licencia municipal de construcción. Pero eso no es todo. De acuerdo con la periodista Carolina Gómez Aguiñaga, de Tribuna de la Bahía, el Grupo Aeroportuario del Pacífico (GAP) –operador del aeropuerto– tampoco ha presentado la Manifestación de Impacto Ambiental (MIA), alegando estar exentos de esta obligación.

A casi un año de que el proyecto de la Terminal 2 fuera presentado (29 de agosto 2022) por parte del GAP y directivos del aeropuerto, ante la presencia de autoridades estatales de Jalisco y Nayarit, resulta increíble enterarse de que la obra no cuenta con estos permisos indispensables, y deberá permanecer suspendida hasta que se obtengan.

Recordemos que, según se informó en ese entonces, la nueva terminal aérea será la primera en Latinoamérica que contará con los estándares para certificarse como Zero Energy, es decir, encaminada a reducir a cero las emisiones de carbono. El proyecto forma parte del Plan Puerto Vallarta 2020-2024 del GAP, con una inversión de siete mil millones de pesos y un diseño a cargo del despacho LBR&A. En ese entonces, el fundador y director del despacho, Benjamín Romano, anunció que el desarrollo tendría la capacidad de ahorrar 4 millones de pesos en el pago de electricidad y hasta 35 por ciento en el consumo de agua al mes, gracias al uso de pilas geotérmicas y paneles solares. La idea, subrayó, “es contar con una terminal sustentable”. Luego entonces, es una incongruencia que no exista ni siquiera un estudio de impacto ambiental, esto, repito, según la versión del Ayuntamiento.

Y es que de acuerdo a la información difundida el pasado viernes, la Subdirección de Medio Ambiente municipal también solicitó un estudio de mitigación ante una posible afectación a la flora y fauna de la zona donde se construye la Terminal 2, además de que la presencia de manglares, un ecosistema protegido por leyes federales, agrega una dimensión crítica a esta cuestión.

Creo que para nadie es ajeno la importancia para la región del aeropuerto internacional de Puerto Vallarta y de la millonaria inversión que se está aplicando en su remodelación, inversión que va de la mano con la creciente oferta hotelera que el destino ofrece a tres mercados internacionales: Estados Unidos, Canadá y Europa. De ahí que no nos cabe en la cabeza que el proyecto esté en juego o se retrase por un tema burocrático. ¿O es que hay algo más?, ¿Qué trasfondo ha impedido cumplir en tiempo y forma con los trámites solicitados?

Si bien es importante garantizar la legalidad y la transparencia en los proyectos de infraestructura, también es esencial considerar los efectos en el turismo y el medio ambiente. Las autoridades municipales, estatales y los actores involucrados en el desarrollo del aeropuerto, deberán abordar estas preocupaciones de manera integral y tomar decisiones que beneficien tanto a la comunidad local como a la ecología de la región. Esperemos que así sea.

¿Qué piensan ustedes? Envíenme sus comentarios.

(*) Especialista en consultoría y desarrollo turístico/inversión y gestión inmobiliaria.

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