Por Miguel Ángel Ocaña Reyes/Puerto Vallarta

Un sustancial aumento de embarcaciones es el que se percibió en la bahía de Banderas durante la más reciente temporada de ballenas que recién terminó, informó Astrid Frisch Jordan, presidenta de Ecología y Conservación de Ballenas, quien refirió que debido al aumento de la flota privada se hizo más compleja la vigilancia, pues se desconoce quiénes cuentan con permisos, aunque reconoció que las permanentes van mejorando sus prácticas.

“Hubo muchísimas y era muy difícil porque, pues ya no sabes cuáles son legales y cuáles son ilegales, y también este año se avistó un incremento en la flota privada altísimo, también están todos esos barcos grandes, yates enormes en ocasiones también van haciendo la observación, ahí sí estuvo más difícil, obviamente a los tour  operadores de siempre ya los conoces, se identifican, pero los nuevos no sabes si son nuevos con permisos, sin permisos, si les llegó, no les llegó, entonces se volvió esa parte muy difícil, pero en general se observó a los de siempre, aunque hubo un incremento en la flota, pero la flota que es permanente, pues casi siempre va mejorando sus prácticas, tratando de que no hubiera aglomeraciones, que claro, pues se dan, siempre están unas que otras que no dejan de quedarse con la misma ballena para no ir a buscar más ballenas, aunque haya más alrededor, pero en la mayoría todo mundo trata de navegar un poco más y pasarla mejor, tanto para los turistas como para las ballenas y hasta para los tour operadores trabajas más a gusto cuando hay menos embarcaciones al lado”.

LLEGAN MÁS BARCOS

Refirió que tras la pandemia aumentó el turismo náutico, por lo que hubo una mayor presencia de embarcaciones privadas de lujo para observar ballenas, lo cual es ilegal.

“Yo siento que hubo más embarcaciones, muchas más embarcaciones, desde que empezó la pandemia, del segundo año de la pandemia, hubo un incremento de yates impresionante y ahora de la Marina de la Cruz salen muchísimo más charteos, o sea, después de la pandemia se empezaron a chatear o rentar un montón de embarcaciones de medianas a grandes, más lujosas también y más grandes, un poco esto empezó motivado por el hecho de que solo querían salir con su familia, que no querían compartir en tours, las lanchas como estaban limitadas al número de personas que podían llevar entonces no cabía la familia en una lancha, entonces empezó la renta de embarcaciones privadas, lo cual no es legal, pero empezó y creo que sigue a la fecha bastante intenso, y también vimos la llegada de mucho más barco grande de otras regiones como que el turismo náutico se incrementó con la pandemia”.

Señaló que será necesario regular estas prácticas por cuestiones de seguridad, aunque reconoció que es algo complicado por las acciones que se deberían realizar.

“Sí, lo que pasa es que es muy difícil porque ellos dicen que van con invitados cuando reportan la salida, entonces tú cómo sabes si son invitados, o si con unas buenas vueltas a los muelles de embarque, pues a lo mejor si los cachan que se está vendiendo, pero no es tan fácil, pero sí, definitivamente habría que regularlos porque normalmente una embarcación que hace turismo ya sea de observación de ballenas o de pesca o de paseo, de lo que sea, tiene que tener su certificado de seguridad marítima y entonces capitanía de puertos certifica que las embarcaciones están en buen estado, que la gente que te lleva está certificada, y entonces hay un poco de más seguridad, en cambio ya en los barcos privados, pues quién sabe, ¿no?”.

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