OPINIÓN

Por Jorge Berry (*) – m.jorge.berry@gmail.com

La tragedia ocurrida esta semana en Cd. Juárez tendrá consecuencias serias, tanto al interior del gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador, como hacia afuera.

Hasta el momento, hay 39 migrantes muertos, pero la cifra seguramente aumentará, puesto que hay docenas más de heridos de gravedad en diversos hospitales de la ciudad.

Externamente, el presidente quedó exhibido una vez más, por su afición a torcer la realidad. En la mañanera del día siguiente del incendio que se produjo en una instalación del Instituto Nacional de Migración, AMLO intentó minimizar los hechos, culpando a los propios migrantes del incendio que los mató.

“Incendiaron unos colchones como protesta, cuando se enteraron que serían deportados”, dijo. Omitió, desde luego, que los custodios tuvieron la opción de abrirles la reja para poder escapar, y tomaron la decisión de dejarlos encerrados.

Y el presidente lo sabía. Previo a la mañanera, vio el video donde claramente se muestra que los migrantes se pudieron haber salvado. Minutos después, ya sobre otro tema, el presidente reía a carcajadas – inexplicable, insensible, increíble, porque si pensó que la crisis se había desactivado, se equivocó.

La difusión del video, cuya filtración fue lamentada por el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, desató la indignación generalizada. 39 muertes de inmigrantes indefensos, que se pudieron evitar fácilmente, en una instalación a cargo del estado, cuya misión era protegerlos mientras se procesaban sus solicitudes. Para la mañanera siguiente, ya el tono presidencial había cambiado. Sombrío, AMLO ofreció su pésame a las familias de los muertos, y prometió, como siempre, que la investigación sería transparente, y que no se encubriría a nadie. Y, para no perder la costumbre, arremetió contra los medios, acusándolos de solo buscar el amarillismo.

Empezaron entonces las sacudidas internas. El Instituto Nacional de Migración depende directamente de la Secretaría de Gobernación. Al ser cuestionado, el secretario se deslindó de los hechos y lo justificó afirmando que había un acuerdo interno basado en un decreto presidencial, en el que la responsabilidad de los temas migratorios era de la Secretaría de Relaciones Exteriores, es decir, de Marcelo Ebrard, uno de los rivales de Augusto en la carrera por la candidatura presidencial de Morena.

Augusto se equivoca. Ningún decreto presidencial está por encima de la ley, y la ley asigna a Gobernación el control y manejo de INM. El director del INM, y los responsables estatales del funcionamiento del Instituto, reportan al secretario de Gobernación, y no al canciller.

Para desactivar el diferendo, el presidente López Obrador nombró a la secretaria de Seguridad, Rosa Icela Rodríguez, como responsable de la investigación. Ella repitió que no se protegerá a nadie, pero le será imposible, porque no se puede negar que, tanto el secretario de Gobernación, como el director del INM, tendrán que responder.

Al día siguiente, “Latinus”, de Carlos Loret, reportó que el grupo de seguridad privada contratada para vigilar las instalaciones es propiedad de un cónsul honorario de Nicaragua en México, de nombre Elías Gerardo Valdés, dueño de SEICSA (Servicios Especializados de Investigación y Custodia), quien ha obtenido contratos del gobierno por más de 3 mil millones de pesos. Este dato, por supuesto, lo omitió la secretaria Rosa Icela Rodríguez en su comunicado.

En Juárez, corre la versión de que tres elementos de SEICSA ya rindieron declaración ante la FGR, y se habla de cuatro órdenes de aprehensión. Pero “las últimas consecuencias” nunca llegarán.

En el Congreso, los discursos fueron de indignación y furia por parte de la oposición. Exigieron la comparecencia tanto de Adán Augusto, como de Marcelo Ebrard. Pero a la hora buena, estuvieron ausentes muchos senadores, de manera que Morena pudo bloquear el punto de acuerdo, y no habrá comparecencia.

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Con agrado, veo que el gobierno de Nayarit ya cambió el rumbo, y decidió presentar un frente común con Jalisco en el Tianguis Turístico. Por fin, alguien convenció al gobernador Miguel Ángel Navarro Quintero y al secretario de Turismo, Juan Enrique del Real Tostado, que intentar separar los destinos iba a perjudicar a ambos.

¡Hasta el lunes, amigos de Bahía y Vallarta!

(*) Periodista, comunicador y líder de opinión con 50 años de experiencia profesional.

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