EDITORIAL

La noche de este lunes y la madrugada de mañana martes se cumplen dos años del paso del huracán “Nora” por aguas del Pacífico mexicano, cuyos efectos marcaron, lamentablemente, la historia de esta región de la bahía de Banderas, especialmente la de Puerto Vallarta.

El recuerdo de Nora, a dos años de distancia, parece ser un buen momento para reflexionar un poco en las consecuencias que suelen tener este tipo de fenómenos meteorológicos en la costa y la forma en la que empresas de todos los giros y la sociedad civil toman las advertencias oficiales, así como las recomendaciones y restricciones que imponen las autoridades en sus tres niveles de gobierno.

Aquella noche del sábado 28 y madrugada del domingo 29 de agosto de 2021 sucedió algo que nadie había imaginado, pues la mayoría de quienes estábamos informados esperábamos algunos efectos del huracán Nora desde al mar hacia la costa y no desde las montañas hacia la costa, tal y como sucedió con la bajada excesiva de agua de lluvia por ríos y arroyos de la región, gravada por el exceso de basura y desechos sólidos como llantas que formaron un tapón en el entonces puente viejo del río Cuale, en el centro de Puerto Vallarta, cuya estructura prácticamente desapareció.

Una vez pasada la medianoche y ya con algunas de las primeras horas del amanecer supimos con mayor certeza que el huracán Nora había deja herido el “corazón” Puerto Vallarta, con restaurantes inundados en la isla del río Cuale y sus alrededores, con el mercado municipal también afectado, las calles Libertad, Insurgentes, 5 de Febrero, Guerrero y más inundadas y, por supuesto, con el puente viejo sobre el río Cuale colapsado; la colonia Emiliano Zapata fue herida, lastimada también, afectada en sus familias, la mayoría conocidas en el destino.

Hoteles de calles aledañas fueron amenazados por el torrente del río que se desbordó, cuya corriente bajó con todo su potencial desde la sierra, afectando a su paso el puente de Paso Ancho, la salida a Los Llanitos, y los caminos y puentes de aquella zona; el río Cuale también inundó las calles Naranjo y Aquiles Serdán, se metió a las viviendas echando a perder muebles y ropa; igual, las redes sociales se inundaron de imágenes, fotografías y videos de profesionales y aficionados y en todos se mostraba la magnitud del desastre que alcanzó a decenas de negocios y locales comerciales.

Entre los daños más graves se contó el derrumbe del puente sobre el río Cuale, aunque quizá lo peor fue saber del colapso parcial de un edificio contiguo de nombre CoWork, en donde fue reportado un adolescente de 13 años desaparecido que, al final, fue encontrado sin vida. Lamentablemente Nora marcó con esta tragedia la historia de Puerto Vallarta en el renglón de ciclones tropicales.

Nora pasó como huracán categoría 1 frente a las costas de Puerto Vallarta (Jalisco) y Bahía de Banderas (Nayarit), trayendo consigo lluvias que inundaron calles y avenidas, así como vientos que derribaron árboles y postes de energía eléctrica, además de provocar otros daños en algunas viviendas de las que volaron láminas y a las que se metió el agua de ríos y arroyos cercanos alimentados abundantemente en la sierra por toda el agua que descargó el huracán en las montañas.

Podemos decir que este tipo de situaciones son, hasta cierto punto, predecibles por los reportes meteorológicos que dan cuenta de la magnitud del huracán, de la carga de agua que lleva y los vientos que presenta, así como de su potencial y la fuerza de las posibles marejadas que provocará. Hasta ahí es posible advertir qué puede suceder si no se toman las medidas de prevención necesarias.

El problema real surge cuando ante las advertencias, recomendaciones y restricciones de las autoridades de Protección Civil surgen las dudas, los reclamos y las recriminaciones de representantes empresariales y de la misma sociedad civil cuando no sucede nada, al considerar lesionados los intereses turísticos con el cierre de playas, hoteles, restaurantes y centros públicos… “y todo para qué, para que no pasara nada”, dicen en tono de molestia.

Lo hemos visto en los últimos 20 años. Parece que lo sucedido en 2002 con el huracán “Kenna” nos enseñó poco o casi nada en Puerto Vallarta, porque 10 años después comenzaron a surgir con mayor frecuencia las inconformidades y los reclamos por las estrictas medidas de prevención adoptadas por el gobierno municipal en turno. Cada año, después de cada huracán cercano a esta costa que no dejaba ni siquiera una llovizna vinieron el enojo, la molestia y las burlas de muchos. Es como si en lugar de alegrarnos por el hecho de que no pasó nada, por el contrario nos sintiéramos decepcionados de que, efectivamente, no pasó nada.

Se entiende que en una parte del sector hotelero moleste el cierre de playas, de albercas y que hasta las autoridades pretendan llevarse a los turistas a los albergues habilitados para su resguardo; sin embargo, siempre será mejor prevenir que lamentar, tal cual lamentamos lo sucedido con Nora y 19 años antes con Kenna.

Tenemos que entender, todos, que las acciones de prevención ante la posibilidad de un desastre natural exigen sacrificios y que siempre será mejor reírnos –y hasta burlarnos, por qué no- de las exageraciones realizadas cuando no pasó nada, que llorar la pérdida de posesiones y, en el peor de los casos, de vidas humanas. La sola pérdida de una vida humana justifica esas exageraciones y exige el cumplimiento cabal de todos en materia de prevención. Como dicen, el que con leche se quema hasta al yogurt le sopla. Así debería ser.

Ojalá que un día podamos entender, todos, que trabajar en la prevención y hacer caso a las recomendaciones y restricciones de las autoridades evitarán, en lo sucesivo, más tragedias como la provocada por Nora hace un par de años. Así lo que queremos y así lo deseamos por el bienestar de la población de esta región del occidente del país.

Nada nos quita hacer caso a las recomendaciones y en mucho nos beneficiará estar preparados para enfrentar, juntos, cualquier contingencia que nos traigan los fenómenos meteorológicos o naturales de ahora en adelante.

huracannoradetruyopuentesobreriocuale2 1024x768 - “Nora”, destrucción y tragedia

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