+ La restauración de viviendas y lugares de trabajo no sólo favorece la reactivación económica a nivel individual, familiar y empresarial, sino que también resulta fundamental para fortalecer la resiliencia de Acapulco

+ Los gobiernos de los países vulnerables a estos fenómenos deben tomarlo en serio e incluso considerarlo como un punto clave en sus proyectos nacionales, como antes sucedía

PLANTILLA - “Otis”, reflexiones para la industria turística

En menos de 12 horas, una tormenta tropical se transformó en el huracán más intenso que ha tocado el Pacífico mexicano en la última década. En un tiempo récord, “Otis”, como fue llamado este evento, alcanzó la categoría 5, la más alta en la escala Saffir-Simpson. Con esa fuerza golpeó el puerto turístico de Acapulco, en el estado de Guerrero, dejando un escenario de devastación: personas fallecidas, miles de personas aisladas, incomunicadas y sin acceso a alimentos ni servicios básicos.

Es por ello que es importante conocer qué hacer y cómo responder de la mejor manera posible si uno se ve inmerso ante la presencia de un huracán, y con ello, tener una mejor respuesta de la mano de las indicaciones oficiales del gobierno en turno.

Antes de la llegada de un huracán, es fundamental establecer un plan familiar. Este plan debe incluir un punto de encuentro en caso de separación y una lista de contactos de emergencia. Asegurarse de que todos los miembros de la familia estén informados y sepan qué hacer.

Reunir suministros esenciales antes de que se anuncie la llegada del huracán. Esto incluye agua, alimentos no perecederos, medicamentos, linternas, pilas, un botiquín de primeros auxilios, ropa y mantas. Además, guardar documentos importantes en una bolsa impermeable.

Esto que parece obvio, no fue acatado por las autoridades federales, estatales ni municipales; y todo parece indicar que tomó por desprevenido a los funcionarios de los tres niveles de gobierno, ya que al escuchar testimonios de ciudadanos que estuvieron en el siniestro, declaran no haber recibido la advertencia de la magnitud que se avecinaba y más bien, dan nota de la falta de información de las mismas autoridades.

El desastre natural desencadenado por el huracán Otis en el Estado de Guerrero ha dejado en evidencia la falta de previsión y organización por parte de las autoridades gubernamentales. Ha expuesto la falta de preparación del gobierno mexicano ante desastres naturales, lo que ha llevado a una respuesta improvisada y desordenada. La magnitud de los daños y la insuficiencia de los recursos disponibles plantean desafíos significativos en la recuperación de Guerrero.

El organismo empresarial Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET) señaló que la economía de Guerrero depende fundamentalmente del turismo, ya que, conforme a las más recientes estimaciones del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, el sector terciario (que incluye servicios turísticos) participa con 72.2 por ciento de la economía estatal.

Los empresarios agrupados al CNET lamentaron que en el 2020 se haya eliminado el Fondo de Desastres Naturales (Fonden), destinado a la atención de desastres como los ocasionados por el huracán Otis en Acapulco y otras localidades de Guerrero.

El presidente Andrés Manuel López Obrador dio a conocer las 20 acciones del Plan General de Reconstrucción y Apoyo a la Población. El plan contiene 20 puntos que van desde apoyos directos a las familias damnificadas, con la entrega de enseres, alimentos y dinero para la reparación de viviendas, así como créditos y la exención temporal del pago por servicios e impuestos para empresas. El problema es que México no cuenta con el excedente de recursos para hacer frente en un 100% al costo que la reconstrucción obliga.

De dicho monto, cerca de 20 mil 500 millones de pesos se destinarán al apoyo a viviendas afectadas y a la recuperación de infraestructura.

También habrá acciones como el adelanto en el pago de pensiones y el incremento de beneficiarios en programas de Becas y Jóvenes Construyendo el Futuro, para las que se destinarán, en conjunto, mil 683.6 millones de pesos.

El plan prevé apoyos a familias de personas fallecidas o desaparecidas durante la tormenta, aunque no se determinó el monto para esta acción.

El sector asegurador informó que en Acapulco hay alrededor de 16 mil bienes asegurados, así como sus contenidos, de acuerdo con las coberturas contratadas; y aproximadamente 20 mil vehículos asegurados.

Como herramienta de protección financiera, el seguro es fundamental para preservar la salud de las personas, el patrimonio de las familias, los activos de las empresas y la actividad productiva en general.

La atención de hogares, pymes, hoteles, centros comerciales y otras entidades empresariales es crucial para impulsar la recuperación ante desastres como el ocasionado por el huracán Otis y que conlleva a la solidaridad social del resto de los mexicanos para nuestros hermanos en Guerrero.

La restauración de viviendas y lugares de trabajo no sólo favorece la reactivación económica a nivel individual, familiar y empresarial, sino que también resulta fundamental para fortalecer la resiliencia de Acapulco.

Tenemos que educar a las personas. Debido a la morfología de la zona, en Acapulco y las costas mexicanas es esencial capacitar a la gente para una ordenada participación en el día después del siniestro. Hoy vemos noticias de robo, rapiña, invasión a la propiedad privada y sobre todo delitos que se cometen ante la falta de una autoridad que ponga orden.

Si los funcionarios públicos están informados sobre los peligros inminentes y notifican a una población preparada, se puede actuar rápidamente y tomar decisiones más acertadas. Es una labor que debe perdurar en el tiempo, pues los huracanes estarán latentes en cada temporada. Los gobiernos de los países vulnerables a estos fenómenos deben tomarlo en serio e incluso considerarlo como un punto clave en sus proyectos nacionales, como antes sucedía.

Lo que nos enseñó Otis es vital. En el campo de la meteorología, nos mostró que debemos estudiar a los huracanes más allá de su categoría y considerar variables como las condiciones oceánicas y la posibilidad de una intensificación rápida y cambio de trayectoria a gran velocidad, entre otros aspectos. A nivel social, nos recuerda la importancia de cultivar una cultura de la prevención y desarrollar la empatía con seres humanos en desgracia que minimice el impacto de estos fenómenos.

(*) Maestro Fernando Castro Rubio, presidente de la Asociación de Empresarios de Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.

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