OPINIÓN

Por Jorge Bátiz Orozco

Una de las principales virtudes que debe tener el ser humano es el respeto, iniciando por el respeto a sí mismo, a los demás, a la naturaleza, a la fauna y a la flora y a todo el universo en general.

Cuando se adolece del respeto el mundo se pone de cabeza y todo gira al revés, precisamente la falta de respeto hace que las parejas no funcionen, genera problemas familiares, con las amistades y con la comunidad en general.

Recientemente en una charla que sostuve como periodista con integrantes de la comunidad LGBT+, se tocó el tema, en el sentido de que ellos piden respeto por parte de la sociedad, y con justa razón, ya que todo ser humano debe ser respetado sin importar sus preferencias, sexuales, políticas, económicas, sociales y deportivas, pero en muchas ocasiones, ellos no lo dan a la comunidad.

Sin embargo, el simple hecho de exigir respeto nos obliga también a practicarlo, es por eso que les sugerí, o mejor dicho, les pedí, que ellos mismos respeten a la sociedad, para que de esta forma adquieran el derecho, de por sí intrínseco a cualquier ser humano, de ser respetados.

Esto tiene que ver con el exhibicionismo, ya que ahora es muy común ver a las parejas homosexuales deambular por las calles, por los supermercados, y lugares públicos, tomadas de la mano, y lo que es peor, con manifestaciones de su amor de manera pública y sin recato.

Hace unos días caminaba de la mano de uno de mis siete nietos cuando el interfecto, Mateo, me preguntó, -Abuelito, ¿porque esos niños se dan besos?

Tuve que sacar toda la experiencia que me ha dado el dedicarme a la enseñanza durante muchos lustros para darle una explicación que le satisficiera y que no le comprometiera el razonamiento, porque aun cuando vivamos en pleno siglo XXI, y que vivamos en uno de los lugares más “gayfriendly” del mundo, todavía no es fácil explicar a un niño que dos personas del mismo sexo se besen de manera tan despiadada en la vía pública.

Les pedí a los miembros de la comunidad que le ofrezcan a la sociedad el respeto que se merece, ya que ésta cada vez los respeta más a ellos.

Si de por sí, no es muy grato para la sociedad ver manifestaciones públicas de amor, que pasan del rojo oscuro al rojo pasión entre heteros, incluso ni siquiera es tan agradable ver que se besen apasionadamente en la vía pública, porque sin ser mochos ni mucho menos, esos actos amorosos deben, a mi entender, ser ejercidos y ejecutados de manera privada, tampoco lo es entre homosexuales.

El entrevistado, perteneciente a la comunidad tomó de buen grado mi petición, por lo que espero que entiendan y promuevan el respeto por medio de la discreción para de esta forma ser parte todos, en el sentido incluyente, de una sociedad respetuosa y con valores.

Ser gay, lesbiana, trans o bi no significa no tener valores, pero sí el manifestar sus emociones delante de los demás, y sobre todo, delante de los menores de edad que se pueden confundir y pedir explicaciones al respecto.

La comunidad LGTB+ dice que es importante que se fomente en los niños el respeto a la diversidad, lo cual puede ser bueno, definitivamente, pero primero deberá ella misma ofrecer ese respeto a la sociedad, así, seguramente se podrá avanzar en esta materia por el bien de todos.

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