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Prácticamente este 2023 se está terminando, nos queda en Puerto Vallarta la gran fiesta de la Virgen de Guadalupe, las posadas, Navidad y Año Nuevo.
Y el 2024 se vendrá con todo tipo de espectáculos ofrecidos por los diferentes candidatos con el fin de ganarse las simpatías y los votos para la contienda del ya próximo 2 de junio.
Nos encontramos como país ante el proceso electoral más importante de nuestra historia contemporánea.
La disyuntiva es:
Continuamos por el camino del autoritarismo en que la cuarta transformación ha metido a este país, donde la Norma es transgredir la ley, donde se han desbaratado programas e instituciones que se forjaron por la vía del consenso y la participación de las fuerzas políticas de México, y la intervención de la sociedad civil a través de los diferentes organismos y asociaciones no gubernamentales.
O reconstruimos este país erradicando la polarización en la que AMLO nos ha metido.
Logramos que el Estado de Derecho se exprese al fin en toda su extensión.
Bajamos los índices de Inseguridad que hoy en día son alarmantes.
Logramos que el sistema democrático de la República sea una realidad tangible, con plena participación de la ciudadanía.
Requerimos volver a un México de todos, donde la diversidad de pensamiento se respete y sea el gran baluarte de nuestra sociedad.
No podemos seguir pretendiendo que “en este país no pasa nada”, tenemos el país de un sólo hombre, con un autoritarismo extremo.
Donde todo aquel que no piensa como el soberano del palacio pasa a ser un apátrida, un mal mexicano y un enemigo para la cuarta transformación.
Es evidente que la mafia del poder sólo cambió de actores, que se ejerce el poder público para los cuates y para los familiares en este sexenio.
Que hay comunidades donde el crimen organizado actúa impunemente exigiendo a los pobladores el mal llamado derecho de piso.
En Tecalitlán, en el Estado de México, el viernes pasado hubo un enfrentamiento dejando 14 personas asesinadas, una decena de ellas, miembros de un grupo criminal.
La Coparmex se ha manifestado ante la nación con un duro argumento: “durante el gobierno de AMLO aumentó en un 50% el número de homicidios frente al sexenio de Enrique Peña Nieto”.
Y será consignado como el más violento de la historia de México.
Es muy posible que este sexenio cierre con cifras por arriba de los 200 mil homicidios, etc., y un sinnúmero de etcéteras.
El país va en picada en salud, en abasto de medicamentos, en atención a los niños con cáncer.
Todo lo prometido durante la campaña federal del 2018 ha quedado en el olvido.
El presidente Andrés Manuel nunca se ha comportado como jefe de estado, sigue siendo un líder sólo para los suyos.
Y ha aplicado la división social como estrategia para llevar a su corcholata a la Presidencia de la República y continuar con el descarrilamiento del país y de sus instituciones.
La corrupción de este sexenio comienza a hacerse pública, la llamada “estafa maestra” resultó una nimiedad ante el multimillonario fraude de “Segalmex”.
Disfrutemos en los que se pueda este final de año, ya que el 2024 será un año pleno de novedades y trapacerías de la clase política contendiente.
Por supuesto que no es conveniente generalizar, en donde quiera hay buenos y malos políticos. No son patrimonio ni unos ni otros de ningún partido en específico.
Pero como sociedad, es importante identificarlos, ya que nos estamos jugando el futuro de la nación.
Jhon F. Kenndy lo visionó a la perfección:
“La ignorancia de un votante en una democracia, perjudica la seguridad de todos”.
(*) Jorge Villanueva Hernández, empresario e inversionista en Puerto Vallarta y Bahía de Banderas.
