Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Hasta 1950 o 1960 que surge fuertemente la veneración de la Imagen de la Virgen de Guadalupe, la imagen más venerada de toda la región era la de la Virgen de Tintoque de toda la zona de Bahía de Banderas y era la fiesta más grande hasta 1950, a la que acudían feligreses de toda la zona costa.

Bahía de Banderas era un santuario, un lugar de culto a la Virgen, donde se concentraba la gente de toda la costa del occidente, desde Las Varas, Puerto Vallarta, El Tuito y Tomatlán aunque están más más retirados, pero no sería extraño que vinieran feligreses, por la gran cantidad de milagros que hacía Nuestra Señora.

En esos años, en Valle de Banderas era la fiesta más importante en el mes de febrero, tan importante que hay datos que cuando había brotes de gripe o de influenza, como es en febrero, que todavía hace frío y en aquel tiempo había temperaturas de hasta 7 o 6 grados porque febrero es el mes más frío en la región, se culpaba a las concentraciones de gente de Bahía de Banderas.

Las instituciones sanitarias culpaban a las concentraciones de Valle de Banderas del surgimiento de esos brotes, que enfermaba a la gente de toda la región, de Puerto Vallarta, Ixtapa, Las Palmas, de que surgiera fuerte la gripe o algunas variantes de influenza.

Esa fuerte presencia de Nuestra Señora en la advocación de la Virgen del Rosario de Tintoque lamentablemente se ha desaprovechado o descuidado en cuanto a ser reconocido como santuario mariano por parte de los feligreses de la localidad y por los párrocos a pesar de todos los milagros que se le atribuyen entre la población que le tiene fe.

Comenta el cronista Eduardo Gómez, que aún recuerda que en su niñez el templo de Valle de Banderas, era muy chico, “ahí hice mi primera comunión allá vivían mis abuelos, antes de entrar a la escuela con los abuelos durábamos unos 3 o 4 meses y recuerdo que las paredes del templo estaban llenas de agradecimientos de ex votos, o milagros”.

“Así como se ven en Talpa los muros llenos de agradecimientos de la gente, con dibujos y milagros, también en Valle de Banderas había muchísimos, toda una pared llena de papeles de la gente que agradecía la intervención de la Madre de Dios en su favor, y en las fiestas la concentración de la gente era muy grande para Valle de Banderas, que era un Santuario regional hasta 1950 desde hacía al menos cien años antes”.

No se compara con la popularidad de San Juan de Los Lagos, Talpa o Zapopan, pese a que la Virgen del Rosario de Tintoque es más antigua que la de Talpa, por la poca población de la costa, pero si era un santuario regional importante, además de que la gente no iba tan frecuentemente a Talpa porque el acceso era más difícil y no había buenos caminos.

Es a partir de la década de los 60 que llegó el padre Aldana que se inicia el declive del santuario, aunque esto es cuestión de los párrocos y es que la veneración de las imágenes es como la gallina que pone el huevo y tiene que cacarearlo, hay que difundir los milagros de la virgen, pero si los párrocos son apagados en ese sentido, aunque sean muy buenos en otro sentido, hay que darle difusión.

OBJETO DE REPORTAJE DE UNA REVISTA ESPAÑOLA

La imagen de la Virgen del Rosario de Tintoque fue objeto de un amplio reportaje de una revista extranjera, que relata su historia y sus milagros entre la población originaria.

La Revista Folklore, una de las más prestigiosas de España, publicó un texto sobre la virgen de Valle de Banderas, Nayarit. La Revista de Folklore nació en 1980 y tras 43 años de fecunda producción, ha publicado alrededor de 3,000 artículos con más de 30 temas del quehacer y el hacer humanos.

Al respecto, los autores Eduardo Gómez y Fabio Cupul agradecen a la Revista de Folklore esta oportunidad de publicación. Agradecemos también a Rafael García de Quevedo y a Fabián Fernández Candelas por sus valiosas aportaciones que enriquecieron el texto.

La publicación habrá de servir para estudiosos del folklore regional, para los interesados en conservar el patrimonio inmaterial de Bahía de Banderas, para los curiosos por conocer la historia del pueblo alrededor de la Virgen del Rosario de Tintoque.

Se reproduce la historia de cómo la virgen se hace presente en el momento del encuentro entre los ejércitos indígena y español, y cómo la batalla se suspende ante su portentosa presencia. También entre los milagros que se relatan en el texto, la ocasión en que durante una tempestad cayó cerca de la imagen un rayo que quemó la madera donde estaba y la imagen y su nicho cayeron al suelo.

“La puerta de la urna se abrió y la Virgen salió botada con el Niño Jesús en sus brazos. Después, poco a poco la tempestad se alejó hacia el mar hasta que llegó la calma. Por la mañana, cuando el padre Rocha y los vecinos hicieron el recuento de los daños, encontraron a la Virgen de pie. Ahí, entre trozos de madera carbonizada, ahí estaba la virgencita de Tintoque abrazando con amor al Santo Niño Jesús. Ni el rayo ni la caída lograron arrebatarlo de sus brazos. Aunque, curiosamente, hay quienes aseguran que el Niño Dios estaba asido, no de sus brazos, sino de su espalda protectora”.

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