Por Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas

Aunque nadie lo dice, la realidad es que cada día que pasa la montaña es una de las zonas más asediadas o incluso agredidas por desarrolladores urbanos de todos los niveles. El problema ya está afectando al norte la Sierra de Vallejo, que es objeto de saqueo de madera por parte de depredadores.

En opinión de ambientalistas que pidieron omitir sus nombres, la realidad es que en estos momentos nadie protege la montaña y cada día se hacen desarrollos, sin considerar incluso la afectación a los vecinos, a los que se les tapa lo que se ha convertido en uno de los más importantes activos: la vista al mar.

Aunque instituciones educativas como la Universidad de Guadalajara ha mostrado cierto interés muy a propósito para la protección de la montaña, no se tienen resultados y es que se necesita una intervención de la autoridad porque no basta la regulación, sino que es necesario recuperar muchas zonas afectadas y entre los ejidatarios, ninguno quiere sembrar algo, y surgen problemas de uso de suelo.

La verdad es que nadie siembra nada en la montaña, y basta internarse más allá de los primeros cerros, para poder ver que las montañas están siendo “rasuradas” y uno de los métodos autorizados incluso, son los llamados coamiles. También advierten que hay un concepto que está tomando cada día mayor fuerza que es el llamado uso de suelo campestre que establece una unidad de habitación por hectárea.

En Jalisco, el reglamento de zonificación permitía este tipo de fraccionamientos, en bahía también se permitía y se tiene una vivienda por cada hectárea, pero tiene un problema, en esta modalidad el desarrollador, no está obligado a la urbanización. De hecho este esquema surgió hace 50 años, por lo que no es tan actual.

El problema es que no existe ningún modelo en el mundo, en el que esta supuesta fórmula de una vivienda por hectárea subsista y que sea autosuficiente, que tenga energía, calles, agua y los únicos proyectos que funcionan en el mundo son de alto nivel y llegan a valer hasta dos millones de dólares.

En opinión de ambientalistas, en la montaña se deben identificar al menos tres franjas: la parte alta de la montaña que da al continente, es de conservación: la que da al océano, es de aprovechamiento y las dos franjas son de conservación, de calidades distintas y si bien una va a tener afectación, la otra no, y además se debe llevar a cabo un trabajo de regeneración del suelo.

El problema es que hoy nadie hace nada por proteger la montaña y se está rasurando todo, al grado de que incluso en el norte de la Bahía, la zona de la Sierra de Vallejo está seriamente afectada y el riesgo a futuro será la falta de agua para las poblaciones de la Bahía de Banderas.

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