OPINIÓN

Por Betsabe Figueroa Acosta (*)

En los días que corren el gobierno federal está envuelto en una polémica con académicos, analistas políticos, pedagogos entre otros, por el contenido de los libros de texto gratuito que la Secretaría de Educación Pública (SEP) distribuye en los colegios del país para el próximo Ciclo Escolar, juzgados desde muchos puntos de vista como un retroceso a la educación por sus errores ortográficos, bajo contenido en las materias y falta de objetivos específicos. Debo mencionar que no es la primera ni segunda ni tercera ocasión que la actual administración federal ha sido cuestionada, criticada y señalada por las acciones ejercidas en pro de la educación.

El presidente Andrés Manuel López Obrador se victimiza y afirma que todo lo que impulsa, propone o ejecuta son flanco de un ataque mediático que corresponde a un plan maléfico orquestado por la oposición contra su gobierno. Pero, si los mismos resultados, vistos hasta el momento, no tienen nada de positivo. Además de haber sido eliminadas de un plumazo las Escuelas de Tiempo Completo, no se construyen nuevas, no se remodelan las que ya existen, y para colmo de males los libros de texto gratuito para el Ciclo Escolar 2023-2024 están mutilados y carecen de contenido. Pero, no es todo.

A fines del 2016 el sexenio de Enrique Peña Nieto implementó el Programa Nacional de Convivencia Escolar (PNCE) que fungía como protocolo de prevención, detección y actuación en caso de abuso sexual en escuelas públicas y privadas de educación básica por parte de personal en contra de alumnos, la finalidad de este primer intento fue frenar la violencia sexual incluida la que se pudiera cometer en las instituciones educativas. A decir de los investigadores se corroboró que los protocolos se crearon con errores de origen: son documentos no vinculantes, guías que marcan la pauta, pero que no establecen ninguna sanción para quien las incumple. Los protocolos fueron contrastados con otros que se han desarrollado a nivel mundial sobre cómo deben actuar las autoridades en estos casos y encontró varias debilidades. Para este ejercicio se tenían asignados 200 millones de pesos.

En el arribo de la administración morenista que encabeza al actual presidente Lic. Andrés Manuel López Obrador en el 2021 el PNCE dejó de existir, dejó de mencionarse la atención del abuso sexual infantil como una de sus líneas de acción.

En días pasados el olvidado PNCE fue sustituido por un Código de Ética para funcionarios, directivos y docentes, que incluye la suscripción de una carta compromiso y esta se define como el instrumento a través del cual se manifiesta la voluntad de adherirse a los principios, valores y reglas de integridad contenidas en el Código. “Y de desempeñar el ejercicio público que le ha sido encomendado con estricta observancia de los mismos”.

Según documentos que he leído, el referido código incluye conceptos como acoso sexual, acoso laboral, actuación bajo conflicto de interés, austeridad republicana, dilemas éticos y discriminación que considero temas que se deben atender en calidad de urgente.

Lo que llama la atención es que se considere en este código de conducta la austeridad republicana, que en realidad es lo que en letras pequeñas, en mensaje subjetivo esconde la verdadera intención del remasterizado protocolo. Y es que el presupuesto a la educación ha sufrido serios recortes, la educación en México se ha convertido en una verdadera calamidad, las escuelas no tienen infraestructura digna, los hijos de los pobres ni siquiera tienen para alimentarse y desarrollar sus capacidades académicas, en muchas localidades no hay luz, ni infraestructura digital, y en estas condiciones cómo se pueden formar hombres intelectuales, desarrolladores de la ciencia, investigadores.

El código de ética que propone la 4T no es más que pan con lo mismo, si el proyecto de la administración de Enrique Peña Nieto cojeaba, este se encuentra mutilado, porque pretende un problema que representa dinero, verdadera inversión, la participación de varios actores académicos y políticos con un documento en el que descarga toda la responsabilidad de las deficiencias de su gobierno en nada más y nada menos que en los docentes, el actual gobierno se lava las manos y deja a la deriva verdaderos problemas de la educación.

 Es verdad que poco se solucionaba con un organismo que en vez de solucionar recomendaba, pero el meollo del asunto está en que ahora ni siquiera con ese presupuesto se cuenta, es decir de por si era insuficiente la medida, ahora sin ella se está dejando carta abierta para que se cometan atrocidades en contra de los niños y jóvenes y avienta la papa caliente a los docentes para que resuelvan todo, sin con los recursos del erario requeridos.  

Habría que preguntarse, qué pretende el Sr. Presidente, por qué tanta urgencia de cerrar la llave presupeustal a la educación y a cualquier otro sector público sea educativo, cultural, deportivo, de prevención de desastres, obras publicas etc. Sus ambiciones y caprichos de querer llevar solo adelante sus proyectos y ver como un error todo lo que los demás hicieron.

Será que le está preparando el terreno al neoliberalismo del que tanto reniega. Los docentes del país debemos estar pendientes en pie de lucha y en un frente organizado impulsar una educación de calidad que mucha falta hace a los mexicanos.

(*) Dirigente de Antorcha Magisterial en Jalisco.

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