EDITORIAL

Hace unos días se dio a conocer el presupuesto que recibirá la Secretaría de Turismo (Sectur) del gobierno federal para el próximo año y, como era de esperarse, se confirmó que hubo un recorte importante de dinero para la dependencia responsable de promover la marca México y, por supuesto, a los destinos turísticos del país como Puerto Vallarta y Riviera Nayarit, entre muchos otros centros vacacionales destacados.

No es un secreto que la mordida al presupuesto de la Sectur irá a parar a la conclusión de las obras del Tren Maya, proyecto al que se han destinado millonarios recursos, etiquetados en la propia dependencia y que se canalizarán a ese proyecto, el cual administra la Secretaría de la Defensa (Sedena).

El Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 para la Sectur propone 1 mil 973 millones de pesos que significan una reducción porcentual considerable con relación al gasto ejercido durante este año.

En este contexto, hay que recordar que desde diciembre de 2018, mes en el que asumió las riendas del país el presidente López Obrador, año con año comenzaron las reducciones de recursos económicos para la industria turística del país. Y no solo eso, la dependencia federal comenzó a perder presencia, fuerza y liderazgo.

Cómo olvidar aquellas primeras participaciones de México en los grandes eventos internacionales del turismo, en donde la falta de suficientes recursos económicos y la carencia de creatividad por parte de la Sectur pusieron en ridículo el país. Fueron mediocres participaciones que, incluso, dieron pena ajena por lo mal planeadas. Nada qué ver con las grandes promociones y los stands de la marca México en el extranjero de la administración federal pasada, que fueron calificadas como extraordinarias.

Cuando en la presente administración federal vino el nombramiento de Miguel Torruco Marqués como secretario de Turismo, la industria turística nacional lo celebró y es que como empresario, como hotelero y como presidente de la Asociación de Hoteles y Moteles de México Torruco Marqués había dado cátedra, era exigente, aguerrido, mordaz y un conocedor de los retos y necesidades del sector a nivel nacional, en pocas palabras, tenía liderazgo.

Sin embargo, tras su nombramiento y ante las primeras decisiones del presidente de México que afectaban al sector turístico nacional, Torruco guardó silencio, se sometió la voluntad presidencial y se vio hasta sumiso, no replicó ni defendió los intereses de la industria a la que tanta eficiencia sirvió hace 20 años.

El primer golpe que aguantó Torruco en el rostro fue la desaparición del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM), después vino el primer gancho al hígado con el recorte al presupuesto y más tarde un cruzado de izquierda a la mandíbula con los recortes para promoción en eventos internacionales como Fitur y la ITB de Berlín, ese sí lo mandó a la lona.

Dicen los expertos en turismo que después de eso y a lo largo de todos estos años el titular de la Sectur ha tenido que hacer grandes esfuerzos para levantarse, para sacar adelante los planes y programas de la dependencia a su cargo y, para ello, ha tenido que apoyarse en la iniciativa privada para continuar con el impulso de la industria, que aportó el año pasado por la llegada de turistas internacionales poco más de 28 mil millones de pesos de divisas, que son importantes para la economía nacional.

Eso dicen los expertos, pero la verdad es que en el caso de Puerto Vallarta y Riviera Nayarit han sido mayores los esfuerzos realizados, primero en lo individual por los empresarios hoteleros, y después por ambos destino turísticos de playa del Pacífico mexicano, los cuales jamás han pensado en arrojar la toalla.

Vale la pena señalar que los especialistas en turismo consideran que es necesario impulsar la promoción debido a que el Producto Interno Bruto (PIB) turístico de México aún no puede recuperarse del impacto que sufrió por la pandemia del Covid-19.

A su vez, el Centro de Investigación y Competitividad Turística de la Universidad Anáhuac (Cicotur) apuntó que el PIB del sector en el primer trimestre de 2023 se encuentra 3.6 por ciento debajo del mismo periodo de 2020, antes de los efectos por la emergencia sanitaria; además indica que la evolución del mismo es marginal respecto a otras naciones.

El director del centro de la institución, Francisco Madrid, resaltó la importancia de promover el turismo interno, pues 80 por ciento de la actividad se hace para atender a los mexicanos.

Mientras que el director de la Federación Mexicana de Asociaciones Turísticas (Fematur), Jorge Hernández, explicó que la lenta recuperación del PIB turístico también se debe a una mayor competencia mundial por la reapertura de fronteras tras el Covid-19, por lo que es necesario trabajar más en promoción, fomento y mejora de servicios.

Ahí están las opiniones de los expertos, pero tal parece que al gobierno federal no le importan y, mucho menos, a la Secretaría de Turismo que –mes con mes- nos da a conocer cifras alegres en materia de turismo aéreo, carretero, turistas extranjeros, divisas y derrama económica. No hay autocrítica, no la conocen, no existe.

Hoy, la Sectur y Miguel Torruco siguen arriba del cuadrilátero, están por iniciar el round 10 y no tituben para salir al combate, creen que están ganado cuando en realidad están quedado a deber y muy abajo en el conteo.

Hoy, con los 3 pesos que le dejaron de presupuesto a la Sectur, Miguel Torruco tendrá que hacer circo, maroma y teatro en 2024 antes de ser noqueado o de plano antes de que le suenen la campa del adiós…

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